Ciencia para la Paz

El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo es un evento anual celebrado en todo el mundo para recordar el compromiso asumido en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia , que se celebró en Budapest en 1999, bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Consejo Internacional de Uniones Científicas (CIUC).

La Conferencia General de la UNESCO en su Resolución 31C/20 decide proclamar el día 10 de noviembre Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo en 2001.

El propósito del Día Mundial es Ciencia para la Paz y el Desarrollo es renovar el compromiso, tanto nacional como internacional, en pro de la ciencia para la paz y el desarrollo, y hacer hincapié en la utilización responsable de la ciencia en beneficio de las sociedades y en particular, para la erradicación de la pobreza y en pro de la seguridad humana. El Día Mundial también tiene por objeto lograr una mayor conciencia en el público de la importancia de la ciencia y colmar la brecha existente entre la ciencia y la sociedad.

En el 2012 se cumple la décima celebración del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. El tema de este año, «Ciencia para la Sostenibilidad Global: interconectividad, colaboración, transformación», llama la atención sobre nuestros cada vez más interconectados e interdependientes sistemas económicos, sociales, culturales y políticos, tanto sobre la presión que estos generan en el ecosistema de la Tierra como en el potencial de soluciones que ofrecen.

«El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo nos brinda la oportunidad de reafirmar el poder de las ciencias para construir un mundo mejor. Es mediante la inteligencia humana, la investigación científica y la innovación como podremos encontrar mañana respuestas a los desafíos que hoy nos parecen insalvables», refirió Irina Bokova, directora General de la UNESCO.

Estableció en su mensaje, que la ciencia es la mejor forma para apoyar el desarrollo incluyente y equitativo, construir una sostenibilidad mundial en una era de incertidumbre, ante los límites biofísicos de nuestro planeta.

«Para lograrlo, debemos formar hoy a los investigadores de mañana, y hacer que sean más numerosos. También debemos poner la ciencia al servicio de todos, en el respeto de los derechos fundamentales de la persona humana. Pero, sobre todo, tenemos que iniciar un nuevo capítulo de la integración científica. La innovación y la transformación social dependen de nuestra capacidad para combinar las disciplinas, crear sinergias entre todas las ciencias, naturales, humanas y sociales, comprendidos los saberes locales y autóctonos», señaló.

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