Colima.- El 23 de marzo, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) anunció con bombo y platillo “el rescate” de 48 indígenas mixtecos, entre ellos 13 menores, que laboraban bajo condiciones de explotación, inseguridad y falta de higiene en campos de pepino del municipio de Colima.
Feliciano Martínez, líder de los jornaleros y el único que sabe leer, recuerda que fueron varias autoridades: Trabajo, Secretaría de Desarrollo Social y hasta la PGR, quienes les prometieron diversos apoyos, sin embargo nunca regresaron.
“Sí hay necesidad, le pedimos sobre todo a la Sedesol el apoyo de empleo (Programa de Empleo Temporal), vinieron y nos dijeron que nos iban a ayudar, pero no regresaron, no han regresado”, dijo en entrevista con AFmedios.
Al visitar el predio al que fueron trasladados en el Ejido El Diezmo, después de que se denunció que no tenían viviendas, esta agencia informativa pudo comprobar que las condiciones de vida son mejores.
Feliciano Martínez nos mostró que ahora tienen casas de campaña para dormir y cunas para los niños en una bodega cubierta con plástico, además de galeras de bolsas negras y cartón para refugiarse, así como baños móviles y agua para bañarse.
El dueño del predio invirtió 30 mil pesos después de la verificación realizada por personal de la STyPS, para comprar equipo de trabajo y equipar las viviendas improvisadas.
Pero la vida para las más de diez familias que laboran en los campos de pepino sigue teniendo dificultades y hay promesas pendientes, que quedaron en el aire.
“Mi hijo está enfermo ahorita, tiene vómito”, dice el indígena evidenciando la falta de atención médica.
“Los niños ya no trabajan”, señala el jornalero como repitiendo un guión aprendido, pero dice que lo que ganan no les alcanza.
“Los del Registro Civil quedaron de venir a registrar a los niños”, continúa Feliciano, y es que siete de los pequeñines que andan por ahí desnudos y enterregados, aun no tienen legalmente nombre y apellidos.
En la edición 31 de la revista ReporteAF se evidencia que, a pesar de que la noticia de estos indígenas indignó a todo al país, al posicionarse en espacios de medios de comunicación nacionales, la vida continúa igual para los jornaleros agrícolas que laboran en estas huertas, entre otras cosas, porque adeudan a su patrón mil cien pesos, se los prestó para que pudieran venir de Guerrero a trabajar a Colima.
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