Aprobación presidencial

Por Héctor Romero Fierro

Una de las cosas que más presumen los seguidores de López es su alta aceptación en las encuestas, sin embargo, hay que reconocer que esa preferencia electoral va en caída libre, aunque lo nieguen sus seguidores y periodistas afines al régimen.

En la mayoría de los estados del norte de la República su aceptación es muy baja, aunque en el sureste, gracias a tanta dádiva, disfrazada de programas sociales, se mantiene muy alta, y curioso en la Ciudad de México, donde se concentran la mayoría de votantes, es ya muy cercano al empate técnico.

Pero lo que llama la atención es la gran disminución de preferencia en dos encuestas realizadas por un medio de comunicación, relativa a la consulta de revocación de mandato, ya que en dicho ejercicio estadístico, cuando a los encuestados se les cuestionó sobre cómo votarían en la consulta prevista para el 10 de abril, el 55 por ciento dijo que votaría a favor de que el presidente continúe en el cargo, frente a 40 por ciento que no continúe.

Sin embargo, en ese mismo ejercicio, en el mes de diciembre, el porcentaje de los encuestados que aseguraban votarían a favor de ratificar el mandato de López era de 63 por ciento, mientras que 33 por ciento de los participantes dijo que votaría para que no continúe, por lo que una caída de 8 puntos es muy importante y se agravará más para la encuesta de febrero, ya que el torpedo noticioso de las casas del bienestar, impactó abajo del nivel de flotación, por las lujosas residencias donde ha vivido en los Estados Unidos el hijo pródigo de López, José Ramón y su esposa Carolyn Adams.

Hace tres años declaró no saber a qué se dedicaría y ahora vive, el pejito, como magnate. No tendría nada de malo el éxito de una pareja joven, pero al dedicarse la esposa a conseguir contratos en México de Pemex para petroleras americanas, se pudiera presentar un grave conflicto de intereses, por lo que tanto el gobierno americano como el nuestro debe abrir una profunda investigación para despejar cualquier duda.

En el caso de la residencia donde habitaban antes, se tienen indicios de un gran conflicto de intereses con la empresa Baker Huges, ya que la residencia era propiedad de Keith Schilling cuando este era presidente ejecutivo de esa empresa y curiosamente la pareja se mudó a vivir a ella un mes después de que esta obtuviera un jugoso contrato Pemex, convirtiéndose también en proveedora de Dos Bocas y por otro lado investigar la relación que tuvo la millonaria nuera con la compra por parte de Pemex, de la refinería Deer Park y en su caso, cuánto cobró de comisión.

Estoy seguro que en nuestro país no se investigará nada de esto, aquí el Sistema Nacional Anticorrupción es letra muerta y además quiere desaparecerlo MALO, pero las autoridades gringas son implacables en este tipo de investigaciones, ya que allá sí se castiga que sus empresas ofrezcan u otorguen cualquier beneficio, directa o indirectamente u obtener cualquier tipo de ventaja, solo basta ver la Foreign Corrupt Practices Act y el actuar de la U.S. Securities and Exchange Commission SEC.

Así que, al tiempo, ya que parece ser el Odebrecht petrolero del sexenio, en un país donde el discurso del presidente es de una supuesta austeridad republicana que cae ya a pedazos.