La salud del Presidente

A PROPÓSITO 
Por: Fernando MORENO PEÑA

Ayer, el presidente AMLO se presentó en la mañanera e informó que su última prueba dio negativo a Covid y que se encuentra en buen estado de salud y de ánimo, ¡y que bueno que así es!.

AMLO dedicó parte de la conferencia a pelearse contra los periódicos Reforma y El Universal y arremetió contra los escritores Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze y lanzó una clara indirecta a Joaquín López Dóriga, lo que quiere decir que el presidente ya está en su ambiente: la comodidad de la mañanera.

Sin embargo, el que se haya contagiado de Covid generó expresiones de solidaridad, preocupaciones, alertas y dudas sobre su verdadero estado de salud durante su confinamiento y reacciones en el sentido de que AMLO no se cuidó al no usar cubrebocas y al reunirse con muchas personas que tampoco lo usaban, el presidente se confió y puso en riesgo su salud, la cual es vulnerable por su edad, y sus ya conocidos problemas cardiacos.

La versión de Raymundo Riva Palacio

El conocido periodista de El financiero, Raymundo Riva Palacio, escribió dos artículos sobre la salud del presidente el 3 y 4 de febrero, el primero titulado “el presidente si estuvo en peligro”, y un segundo cuyo título es “nos mintieron y ocultaron verdades”, en ellos afirma:

1.- La Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero en la mañanera del miércoles 27 de enero a una pregunta directa respondió que el presidente se encontraba estable y bien de Covid. La noche del lunes para amanecer el martes 26 López Obrador había tenido una crisis por el Coronavirus.

2.- El equipo de médicos dos de ellos del sector privado, encabezados por el secretario de Salud, Jorge Alcocer, por años doctor de todas las confianzas de López Obrador, trabajó muy bien para estabilizarlo y evitar que aquello se convirtiera en tragedia.

3.- La enfermedad del presidente comenzó la tarde del viernes 22, cuando le confió a su coordinador de asesores, Lázaro Cárdenas, que se sentía bastante cansado, y que le había costado trabajo mantener la secuencia en las reuniones que había tenido. Cárdenas le recomendó descansar y reducir la agenda del fin de semana, por lo que sólo mantuvo entrevistas con los gobernadores de San Luis Potosí y Nuevo León, así como un par de reuniones con empresarios de Nuevo León, a petición de Alfonso Romo, el exjefe de la Oficina Presidencial.

Tanto Romo como la candidata de Morena a la gubernatura de Nuevo León, Clara Luz Flores, comentaron al equipo de López Obrador que no lo habían visto con ánimo y que, cosa rara en él, repetía cosas que ya había conversado momentos antes. Desde el mismo viernes, antes de iniciar su gira de trabajo, López Obrador se había vacunado contra el Covid, Cárdenas bromeó con él, de la posibilidad de que podía contagiarse del virus antes de que se vacunara, lo que provocaría diversas teorías conspiracionistas.

4.- AMLO viajó a Monterrey y después a San Luis Potosí, mientras le llegaba el resultado de la prueba. El resultado le fue entregado la madrugada del domingo en su hotel en la capital potosina: positivo.

No interrumpió su gira por San Luis Potosí, donde inauguró un cuartel de la Guardia Nacional. Pero los observadores notaron que algo sucedía con el presidente. Raymundo Rocha, de El Sol de San Luis, escribió: “Se acabaron los saludos, las sonrisas, los chistes. Hoy (domingo 24 de enero), el presidente Andrés Manuel López Obrador fue otro muy diferente al de giras anteriores. No sonrió, tenía la mirada sin brillo, no cantó el Himno Nacional y no habló convencido de lo que decía, y por si fuera poco, sigue recorriendo un país de casi 150 mil muertos sin cubrebocas”. El Presidente ya se sabía enfermo y no canceló ningún acto ni tampoco tuvo cuidado en sus interacciones.

No cambió su modo de transporte a la Ciudad de México, y tomó un avión comercial. Aun pese a que utilizó el cubrebocas, podría añadirse, el haber viajado en avión sabiendo que era portador del coronavirus”.

El confinamiento de AMLO

Raymundo Riva Palacio sobre el confinamiento de AMLO afirmó:

1.- Ya confinado, la tarde del domingo a través de su cuenta de Twitter, el Presidente reveló que estaba enfermo de Covid-19, casi 12 horas después de haber recibido la prueba positiva. Informó que presentaba síntomas leves y que ya estaba bajo tratamiento leve. Omitió que se sentía bastante mal, sin fuerza y con temperatura alta.

Fue la madrugada del 26 de enero, la que le provocó un notable deterioro físico el martes y el miércoles.

2.- El presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo dos de las conversaciones más importantes que un líder puede tener, enfermo de Covid-19. La primera fue con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la segunda con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. En la primera aún no sabía que tenía coronavirus, pero se sentía mal y le había confiado a Lázaro Cárdenas, su coordinador de asesores, que no podía concentrarse y que había tenido dificultades para mantener las conversaciones que había tenido durante ese día. El presidente llevaba varios días con el virus en su cuerpo, pero no había presentado ningún síntoma.

Con esa salud deteriorada habló con Biden la tarde del viernes 22 de enero, dijo en su cuenta de Twitter que habían tratado asuntos relacionados con la migración y la cooperación para el desarrollo y el bienestar. La Casa Blanca difundió una declaración con generalidades sobre la conversación.

Los doctores le recomendaron reposo absoluto, pero el presidente no quiso cancelar la llamada con Putin al día siguiente, por la urgencia para garantizar vacunas para los próximos meses.

La plática de López Obrador con Putin fue prácticamente inexistente. El presidente se sentía tan mal que apenas si pronunció unas cuantas palabras, dejando todo el peso de la conversación al secretario Marcelo Ebrard, el Kremlin no reveló la casi total invisibilidad de López Obrador en la llamada con Putin.

3.- El miércoles 27 el presidente amaneció muy decaído en el ánimo, aunque tomó varias decisiones. La más importante fue que su oficina quedara a cargo del consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, y para apoyarlo en los diversos temas que surgieran, Cárdenas y su vocero, Jesús Ramírez Cuevas. La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que por diseño institucional tendría que haber sido quien asumiera esa función, fue relegada.

Sánchez Cordero, sin embargo, fue una de las contadas colaboradoras, a la que se le permitió acceso a López Obrador la semana pasada.

Ante la instrucción que el estado de salud del presidente se mantuviera en secreto, dentro de Palacio Nacional se vivía una incertidumbre que se transformaba en tensión. La especulación dentro de Palacio Nacional superaba por mucho a la que había fuera, por la información opaca y mentirosa que se proporcionaba. Por ejemplo, en la mañanera del jueves 28, Sánchez Cordero dijo que el presidente “se encuentra muy bien”, lo que no era cierto.

Ese mismo día se presentó en Palacio Nacional el padre Alejandro Solalinde, quien tenía toda la intención de ver al presidente. El secretario Alcocer le impidió verlo, por lo que Solalinde se tuvo que conformar con platicar con la esposa de López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller, y con sus hijos José Ramón, Andrés y Gonzalo. Solalinde estuvo tres horas con la familia, se instruyó al sacerdote no hablar a la prensa sobre la salud de AMLO.

Pese a los días malos que tuvo el presidente en la primera semana de confinamiento, no hubo ningún momento en el cual estuviera inconsciente o sin la capacidad para ejercer sus funciones. Pero tampoco, los mensajes videograbados como el que difundió el viernes 29 por la tarde, donde se le vio cansado, débil y no en las mejores condiciones de salud”.

El presidente se siente bien, pero la enfermedad no logró cambiar su forma de enfrentar el Covid, la estrategia no cambiará y él afirmó ayer cuatro veces, que no usará cubrebocas, porque él ya se contagió y ya no es fuente de contagio. Además, como ya está en campaña, no aceptará que ningún científico le tape la boca, a ver si el INE puede.