Día de Muertos, una tradición más que viva

Marcos Morales / Michoacán.- El día de muertos en México y particularmente en Michoacán no es una celebración cualquiera.

Familias y amigos de los fallecidos esperan todo el año para poder tener un acercamiento espiritual con su difuntos.

Todos lo disfrutan, se convive y también se ríen al lado de la calaca.

En Michoacán la ‘fiesta’ se hace en grande y está llena de color para recibir con alegría a las ánimas que en esta fecha tienen una oportunidad  para regresar con sus familiares  y convivir con los vivos.

Los panteones son adornados con miles de veladoras, también hay flores de cempasúchil por doquier que engalanan la celebración de la vida a la muerte.

Uno de los camposantos con mayor belleza es el de la población de Tzintzuntzan, la que fuera la capital del Imperio Purépecha, situada a unos 40 minutos de la capital michoacana.

Ahí se puede observar a los padres que enseñan a sus hijos el significado de la fiesta, mientras están al pie de las tumbas con cobijas y bien abrigados dispuestos a pernoctar con sus difuntos en medio del frío que ni se siente con la felicidad del momento.

Hay mariachis y bandas, la música suena y las gargantas entonan las canciones favoritas de los que ya no están aquí, pero que ahora regresan para convivir al lado de sus seres queridos.

Los enamorados también se reencuentran, hay entierros en los que están colocados hermosos adornos florales junto con las fotografías de los esposos que se amaron hasta la eternidad.

En otros sepulcros que llaman la atención están los niños que murieron, a quienes sus padres recuerdan al colocarles dulces, globos y juguetes.

Eso sí, en cada descanso hay ofrendas con los alimentos que disfrutaban los difuntos en vida.

Se puede encontrar desde platillos típicos hasta el mestizaje de la Coca Cola y otros productos extranjeros.

Pero también hay tequila, charanda, sombreros, gabanes, así como objetos personales de los fallecidos.

Con la mezcla de algunas costumbres no falta algún vampiro en el lugar, pero aún así reinan en el ambiente Las Catrinas y Catrines, niños que se caracterizan para acercarse al visitante y pedirle les dé su calaverita (algunas unas monedas).

Michoacán proyectó la visita de más de cientos de miles de asistentes al Día de Muertos.

Las calles en los pueblos de la zona Lacustre, principal sitio de la festividad, se ven abarrotadas con presencia de una gran cantidad de extranjeros y nacionales, sobre todo Janitzio, el principal centro ceremonial del día de muertos del país.

La celebración en las tierras purépechas ha demostrado una vez más que el estado es grande por como se viven nuestras tradiciones y que el espíritu de México: Michoacán, tiene aún muchas cosas sublimes que ofrecer a la humanidad.

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