Xóchitl Gálvez: el valor de lo orgánico

AL ARCÓN DE HIPATIA
Por. Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

Al parecer la oposición por fin halló la pieza que faltaba. Mientras en Morena desde hace más de un año el presidente, a la usanza de ese pasado que desdeña verbalmente pero replica en la práctica, destapó a sus corcholatas, la oposición parecía no hallar un perfil para el puesto con el que habrá de encabezar la batalla electoral del 2024.

Todo parece indicar que tienen candidata. Y Xóchitl Gálvez se encamina, si es que todo sigue por el mismo rumbo de aquí a septiembre, a ser la coordinadora del Frente Amplio Opositor, sinónimo de la coordinación que también se disputan los morenistas. Traducido, será la candidatura presidencial.

No obstante, no dejan de ser preocupantes los ánimos triunfalistas de algunos opositores por la aparición de Xóchitl en el panorama electoral.

Ciertamente hay motivos para que festejen, como el hecho de que el presidente parece más preocupado por desacreditarla que por dar respuesta a la inseguridad imperante en el país, al austericidio en el sector salud y a los apagones eléctricos en el país. Ha decidido dirigir sus fuerzas contra la posible candidata opositora, como si temiese que en campaña cualquiera de sus corcholatas no tuviese el nivel de dar la batalla a la contrincante.

Sin embargo, sí sería pertinente que el Frente Amplio Opositor, incluida Xóchitl Gálvez, se sienten a revisar qué han hecho en las últimas campañas y… no hacerlo de nuevo.

Y aquí entra en juego algo con lo que la oposición, una campaña sí y otra también, se ha estado dando de topes. No han dimensionado el valor de lo orgánico. Un valor que Xóchitl posee en esas respuestas espontáneas. Si bien no siempre son acertadas al 100 por ciento o carecen de corrección política para satisfacer a los censores de redes, ese valor es apreciado en la interlocución con la población hoy en día.

Es hora de dejar atrás esos discursos prefabricados, llenos de sonrisas falsas y con frases que nos remontan a varias décadas atrás. El discurso que queremos ver privilegiado es el que nos afecta directamente como población. Que la sociedad somos todos, no solo aquellos que ellos han insistido en llamarse “sociedad civil organizada”, cualquier cosa que eso signifique, pero que anula a los ciudadanos de a pie. Sociedad somos los académicos, los obreros, los estudiantes, los vendedores informales, el microempresario, las amas de casa, las personas de la tercera edad, no solo los jóvenes. Somos todos. Y deben conocer y hablar el lenguaje de lo que nos preocupa, de lo que se discute en la mesa a la hora de la comida, en la casa del padre de familia que no sabe qué más hacer para solventar los gastos de los medicamentos que la seguridad social no está proveyendo. El miedo de las jóvenes obreras y estudiantes cuando caminan por la calle debido a la inseguridad. El del transportista que hace su trabajo con miedo por las carreteras controladas por el crimen organizado.

Y esos temas, Xóchitl, los conoces. Esta batalla electoral no es de asesores o drones. No es de imitar a un hombre para obtener su bendición presidencial. Esta campaña se ganará palmo a palmo con los ciudadanos, con los de a pie.

 

Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA