Violencia contra la mujer

Escollera

Por Edgar Cazares

*El pasado fin de semana muchos manzanillenses presenciamos, con una mezcla de curiosidad y pena ajena, un suceso que en otra ocasión hubiera quedado meramente para el anecdotario pero que dado el entorno de extrema violencia, conflictos vecinales y sobre todo grave problemática social de la ciudad debe ameritar una profunda reflexión.

Conocido establecimiento comercial facilitó una promoción que consistió en abaratar notoriamente el precio de una cerveza muy popular, en una presentación muy rendidora según los fanáticos de la bebida, lo que ocasionó que dicha tienda luciera abarrotada, con largas filas durante varias horas. Creo que el caso no debe asustarnos ni generar juicios sumarios así como tampoco analizarlo desde el punto de vista moral porque cada quien gasta lo que tiene en lo que quiere, máxime cuando se obtiene con el sudor de la frente.

Lo confieso, a mí no me asusta pero sí que me mueve a la reflexión y no quiero dejar pasar la oportunidad como opinante y hombre de medios de comunicación. Sobre todo por el marco en que este caso se presenta: un número de accidentes automovilísticos al alza, una violencia de género campante y violencia, mucha violencia, ya no digamos de la de alto impacto sino de esa que también se presentan en barrios, colonias, entre familias y hasta vecinos –las famosas riñas-. Sin el ánimo de acusar a nadie es bueno apuntar lo sucedido el pasado fin de semana. Es algo que lamentablemente como sociedad nos pinta de cuerpo entero.

*Pero también sucedieron el mismo fin de semana anterior cosas extraordinarias. Las mujeres colimenses dieron muestra de músculo, organización y sobre todo de unión. Todo lo anterior en un marco de respeto y paz. Y miren que no en todos lados se presentaron todos estos factores. No me espanta el hecho de que en otras partes se hayan registrados connatos de violencia en las protestas feministas porque en parte entiendo los graves atropellos y abusos que han experimentado casi siempre. Más bien sí que admiro la capacidad de las colimenses, y manzanillenses en particular, de procurar expresarse sin afectar a terceros. Dicho lo anterior los hombres de Colima, incluyendo autoridades y sociedad en general, tenemos una gran deuda con las damas. Es evidente que a pesar de los discursos oficiales la igualdad de género aún no se concreta del todo. Y es un tema en el que ni una ni otra parte debe aceptar medias tintas. Hago votos porque en un futuro inmediato la paridad total deje de ser un anhelo para convertirse en una justa realidad.

*Por cierto el caso de Fabiola N, una joven señora asesinada al parecer por un ser muy cercano a ella, consternó a la opinión pública. En el Manzanillo de antes –ese antes de los 90s- todo el municipio parecía ceñirse a la zona centro y por ello casi todos quienes habitamos esta localidad nos conocíamos, por lo menos de vista. Conforme la ciudad fue creciendo en número de almas y territorialmente muchas personas decidieron expandir los límites del puerto aunque a pesar de ellos casi todas las caras nos eran muy familiares. En lo personal conocí de vista a la afectada –a quien todos describimos como una mujer trabajadora y con mucho espíritu de superación- por ello fue inevitable que al enterarme del lamentable hecho experimentara pesar, tristeza que también invadió a decenas de manzanillenses. Y por la cercanía del día internacional de la mujer la solidaridad alcanzó casi todos los rincones del municipio. Son casos, los de la violencia y crueldad extrema para con ellas, que deben erradicarse de raíz.

*Tal pareciera que a todos nos enlutó la muerte de la señalada. Pero tristemente a instancias oficiales como los Institutos de las Mujeres el caso más bien les pasó de largo y no les ameritó, por ejemplo al instituto porteño, ni una pírrica mención. Casos y cosas. Sus comentarios por favor a edgar.cazares.afedios@gmail.com