¿Cuándo fue la última vez que se te fueron las horas trabajando, absorto en algún proyecto personal o laboral?
Las investigaciones de la Universidad de Chicago demuestran que ciertas actividades producen una condición llamada ‘flujo’, caracterizadas por la absorción de la atención, un sentimiento de control y una percepción alterada del tiempo. Esta clase de actividades son catalogadas por el cerebro como placenteras.
Una amplia gama de actividades pueden producir dicho estado de ‘flujo’ y de forma general, cumplen ocho características, descritas por Mihaly Csikszentmihalyi en el libro Flow: The Psychology of Optimal Experience.
Csikszentmihalyi afirma que las actividades que más disfrutamos comparten los siguientes ocho componentes:
1. Es una tarea que tenemos oportunidad de completar.
2. Es posible concentrarse en lo que estamos haciendo.
3. Tiene un objetivo claro.
4. Podemos contar con retroalimentación inmediata.
5. La persona actúa con involucramiento profundo pero aparentemente sin esfuerzo, quitando el enfoque de las preocupaciones y frustaciones de la vida diaria.
6. Permite a la persona ejercitar un sentido de control sobre sus acciones.
7. Hace que el “yo” (ego) desaparezca.
8. El sentido del tiempo es alterado.
Por ejemplo, ¿te has preguntado por qué los deportes son tan populares? El último Super Tazón fue visto por cientos de millones de espectadores de todo el mundo. Si analizamos este y la mayoría de los deportes encontramos que cumplen con prácticamente las ocho características propuestas por el autor de Flow. Un deporte, un juego, y otras actividades similares comparten estas características y nos ponen en un estado óptimo.
Lo interesante es que estos lineamientos se pueden aprovechar en el trabajo. La pregunta relevante es ¿cómo? Aquí un plan para hacerlo:
1. Encuentra una actividad retadora. Elige un área de tu trabajo que represente un reto (ni muy fácil, ni tampoco imposible).
2. Comprométete. Recuerda que lo haces por ti, para encontrar (mayor) satisfacción en tu trabajo.
3. Establece metas realistas. Por ejemplo, puede ser contestar 10 emails diarios o hacer 15 llamadas o algo que no habías intentado antes como coordinar la próxima reunión de negocios. Establece metas que te causen orgullo al cumplirlas.
4. No interrupciones. Ingéniatelas para lograr un ambiente que limite las interrupciones al mínimo necesario. Entrena a la gente a tu alrededor a usar métodos alternos que no requieran de tu atención o autorización constante; empodéralas para tomar cierto tipo de decisiones.
5. Registra tu progreso. Crea un método sencillo para llevar la cuenta. Puedes hacerlo en una libreta, en Excel, etc.
6. Disfruta tus logros. El sentir satisfacción al cumplir tus metas es el objetivo del juego, tal como sucede al practicar un deporte o jugar en una consola.
Por ejemplo, Csikszentmihalyi encontró a un hombre trabajando en una línea de montaje, haciendo la misma cosa una y otra vez todos los días. Sin embargo, este hombre encontró una manera de experimentar el flujo en un puesto de trabajo potencialmente aburrido.
Se aproximó a su tarea como un atleta olímpico: buscando minuciosamente la manera de recortar el tiempo que le tomaba completar cada ensamble. Al cronometrarse, el trabajador creó un registro de sus mejores marcas personales. No tardó en convertirse en el trabajador más rápido, lo cual se convirtió en una fuente de orgullo personal que dio mayor sentido a su trabajo.
El punto es que cada uno de nosotros podemos encontrar maneras creativas de usar el trabajo para entrar en esta zona de ‘flujo’.
Estos cambios pueden mejorar considerablemente la calidad de nuestra experiencia. Lo importante es que este tipo de re-diseño puede tener un efecto poderoso y duradero para ayudarte a ‘fluir’ en el trabajo.
Víctor del Rosal