CDMX.- De las casi dos mil 300 especies de arañas que hay en México, solo dos géneros -Loxoceles, conocidas como violinistas, y Latrodectus denominadas viudas negras- representan un riesgo para la salud pública; el resto son una fuente rica para buscar componentes del veneno que pueden aprovecharse biotecnológicamente en beneficio de la humanidad.
El técnico académico del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, Iván Arenas Sosa, aseguró lo anterior en entrevista y dijo que aun cuando las demás tienen veneno, no son un peligro para las personas.
Entre los componentes se encuentran las llamadas acilpoliaminas que poseen actividad antimicrobiana (combate los microbios o evita su crecimiento); neurotoxinas (proteínas que inhiben o alteran las funciones del sistema nervioso), las cuales pueden afectar canales de sodio, potasio, calcio, cloro y también hay péptidos pequeños con actividad antimicrobiana.
El integrante del Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos expuso que en el IBt se desarrolla una línea de estudio liderada por el investigador Gerardo Corzo, sobre las moléculas provenientes del veneno de arácnidos y secreciones de otros animales.
Hay tesis, por ejemplo de licenciatura, con respecto a la caracterización de tres, dos de arañas de Kazajistán y una mexicana. Encontraron en la especie Oculicosa supermirabilis una proteína con característica insecticida (nombrada Osu1); su particularidad es que actúa contra grillos.
Arenas Sosa apuntó que regularmente se separan los venenos por cromatografia de fase reversa en un sistema HPLC en donde se realiza la separación de los componentes del veneno por sus características de hidrofobicidad (cantidad de aminiácidos hidrofóbicos) y se analiza cada una de las fracciones obtenidas para observar si tienen actividad insecticida o contra mamíferos.
Colaboramos con algunas universidades y laboratorios de Hungría en donde se probó la proteína Osu1 en células que expresan canales iónicos. Y encontraron que se unía a uno llamado canal de potasio dependiente de voltaje 1.5, que se encuentra exclusivamente en el tejido del corazón. Esto implica que podría ayudar para tratamientos contra arritmias cardiacas, detalló.
Añadió que integrantes del IBt trabajan también con académicos de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y encontraron que en arañas del género Citharacanthus hay algunas proteínas con actividad antimicrobiana.
El experto universitario mencionó la importancia de identificar componentes de venenos con esta particularidad, pues se estima que en el mundo hay cerca de 700 mil casos de infecciones en pacientes ocasionadas por bacterias resistentes, y para 2050 podrían registrarse hasta 10 millones.
“Hay que buscar alternativas y muchos venenos de arañas, tarántulas, inclusive alacranes, tienen actividades que pueden ser ocupadas para beneficio de los humanos”, remarcó.
Han capacitado a académicos de la Universidad de Panamá para que caractericen los componentes de venenos de sus especies.
También detalló: El IBt cuenta con un tarantulario en el que se cuenta con varias especies del género Brachypelma y Aphonopelma, de las que se extrae su veneno y se somete a leofilización -que es un proceso de deshidratación- para obtener solo los componentes del veneno para su próxima separación. Posteriormente, las fracciones se prueban en animales -grillos y ratones- para conocer sus efectos.
Indicó que en México se han reportado 92 especies de tarántulas y aunque el laboratorio del que es integrante tiene permiso para colectarlas, cada año es más difícil ubicarlas debido a la destrucción de su hábitat, su colecta ilegal pues muchas especies se encuentran exclusivamente en México, por lo tanto, son muy preciadas por coleccionistas. Aunado a ello está el desconocimiento de las personas que las matan al verlas, pensando que son peligrosas.
Lamentablemente no hay una cultura biológica con la que nos enseñen qué es peligroso y qué no, pues todos estos animales tienen veneno. Además, las tarántulas y las arañas desempeñan un papel biológico importante: ayudan a controlar plagas, ya que se alimentan de cucarachas o algunos otros insectos, remarcó.