Un espacio para crecer

Por Ruth Holtz*

Cuando alguien acude a una psicoterapia está abriéndose un “espacio para crecer”. Es decir, solemos ir por la vida dejándonos llevar y como “dormidos”. Hasta que llega un día en que nos viene una crisis, nos sentimos hartos e insatisfechos, nos parece todo aburrido, no tenemos metas ni objetivos que den sentido a lo que nos sucede, parece que la vida nos vive, nos estancamos y parece que no crecemos, o sufrimos. Es entonces cuando debemos aprender a vivir de otro modo, cambiar algunas cosas, desahogarnos y limpiar nuestro interior, recapitular y hacer una revisión de nuestros valores y cómo los vivimos, etc. Es parte de la vida hacernos cargo de nuestro crecimiento. Ahora bien, esta labor puede verse apoyada por una psicoterapia. Veamos cómo.

Construir “un espacio para crecer” es querer recobrar las riendas de nuestra vida, de nuestra mente, de nuestro corazón hasta lograr que haya paz, crecimiento, amor, apertura a Dios y a nuestros semejantes. Mientras estamos hundidos en la melancolía, en la violencia, en la adicción, en las discusiones, trabajando sin parar en una rutina sin sentido, es como vivir dormidos, sin dirigir nuestra existencia.

En medio de la actividad, de las preocupaciones cotidianas, de nuestros problemas y de nuestras alegrías es necesario tener un tiempo y un espacio dónde pensar, dónde desahogarnos, dónde ser honestos con nosotros mismos. Ese lugar puede ser creado o al menos enriquecido con la psicoterapia. Pero al margen de ésta y aún cuando culminemos nuestro tratamiento, ese territorio debe permanecer abierto si queremos llevar una vida consciente, responsable y de crecimiento. Es como crear un refugio dónde uno aprende a soltarse, a decirse uno a sí mismo la verdad, dónde está permitido expresarse, llorar, enojarse para finalmente entender. Este espacio tiene la finalidad de ser ese lugar en el que nos detenemos para abrirnos a la comprensión de nosotros mismos, sin interferencias. Es como hacer algo que no es realmente posible: hacer pausa en nuestra vida y relajarnos para poder reflexionar acerca de nuestra situación.

La psicoterapia es de esos espacios vitales para crecer y enseñarnos a hacer un alto en nuestra vida. Con las herramientas adquiridas en este lugar se trata de que aprendamos a “terapearnos” nosotros mismos. Se trata de internalizar la persona del psicoterapeuta, en la función que realiza para nosotros, de preguntarnos, de ayudarnos a pensar, de evitar engañarnos, de darnos el permiso de desahogarnos y confiar que de nuestro interior broten los motivos, las necesidades y los dolores que deben ser atendidos. Ese territorio en el que nos acunamos y nos permitimos reparar el daño en nuestro ser y hacer ese proceso de maduración. Es ese lugar donde nos resignamos, compensamos nuestras carencias, encontramos un equilibrio sano de nuestra situación.

El espacio psicoterapéutico es un espacio para crecer, pero también de curación, de restauración y de creación de una relación honesta con uno mismo. Es cuestión de que lo experimentes.

* Mtra. Ruth Holtz, Terapeuta psicocorporal, Analista bioenergética, Psicoterapeuta psicoanalítica. Orientadora cristiana. Correo electrónico: biopsico@yahoo.com.mx www.facebook.com/crecimientoemocionalintegral
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