TREPIDANTE

¿QUÉ VIENE?

SEAN OSMIN HAMUD RUIZ 

Semana llena de emociones. Recordatorio de nuestra fragilidad, de lo impotente que nos sentimos frente a la realidad del cosmos; somos, si acaso, polvo de estrellas.

Y a pesar de la experiencia acumulada, ya en un clásico nacional, nada hemos aprendido.

¿Qué papel tiene que jugar la sociedad? ¿cuál el gobierno? Pareciera que las obligaciones se difuminan en bizantinas discusiones que nos llevan de la responsabilidad a la irresponsabilidad; inclusive de la impotencia a la indiferencia.

Saltan a la vista las limitaciones, las deficiencias.

Perplejos quedamos atestiguando la muerte fortuita o provocada y buscamos respuestas o soluciones inspeccionando grietas. Hasta los expertos polemizan sobre la utilidad que puede representar un instante de ventaja.

Y como comunidad, en esa bruma que es el comportamiento colectivo, dejamos a un lado los temas sensibles, tal vez para distraer al miedo, y caemos fácilmente en la tentación de discutir si una mancha verde es una buena o mala idea. La posibilidad de una alerta sísmica mejor la dejamos para cuando volvamos a enfrentar otro fenómeno.

¿Qué tendría que suceder para dar ese salto grupal a la conciencia? Lo único que se me ocurre es que hiciéramos un alto. Que tomáramos unos minutos de profunda respiración y que a partir de ahí encontráramos en lo individual objetivos comunes.

Sé que es utópico, pero no dejo de desearlo. Conversarlo con los que más pueda tal vez ayude. Eso sí lo haré.

Sin más alternativa, tenemos que seguir funcionando, viviendo, aún y a pesar de esta vida TREPIDANTE

MICROCUENTO

Y cuando finalmente despertamos, seguíamos ahí, contemplando el horizonte, maravillados y aterrorizados por el montón de escombros que dejó ese último dinosaurio a su paso.