Fecha icónica
Por: Balvanero Balderrama García
Hay acontecimientos que se fijan en la mente de quienes lo vivieron, esto va conformando la memoria personal de manera natural; hechos significativos que también van configurando la propia historia.
Sin embargo, hay otros hechos que tienen un impacto en la comunidad, en el colectivo, en la sociedad, y que, por lo mismo, se constituyen en referencia para las generaciones que lo vivieron y para las posteriores, porque trascienden el tiempo.
En este contexto podemos citar el 19 de septiembre, y, generalmente, nos transportamos a ese día aciago para nuestro país por el sismo que azotó buena parte del centro-sur-occidente de México en 1985.
Este hecho, aún tiene repercusión; se ha mantenido en la memoria colectiva por las referencias constantes y las conmemoraciones anuales, además de que propició el nacimiento de la protección civil como ahora la conocemos.
Hay otras, como el inicio de la independencia, la batalla del 5 de mayo, el natalicio de Benito Juárez, por ejemplo, que de manera institucional se tiene la intención de que prevalezcan y no pasen al panteón de los recuerdos, como sí sucede con otras.
Este día, 2 de octubre, es una fecha que ha quedado impresa en la memoria de nuestro país a fuerza de imponer su recuerdo a contracorriente de la versión gubernamental de esa época y las posteriores. Sobrevivientes y protagonistas de los hechos de aquellas fechas, han realizado un esfuerzo titánico para que esos sucesos, que tienen referencia histórica al miércoles 2 de octubre de hace cincuenta años, pero que no son los únicos, no se olviden.
Esa consigna “2 de octubre no se olvida” ha sido transmitida a las generaciones posteriores y, seguramente, se hará con las siguientes. Es un esfuerzo colectivo memorístico para una sociedad tan desmemoriada.
Seguramente habrá toda una serie de eventos que recuerden los porqués y los cómos; conferencias, documentales, marchas, mesas de análisis, libros, transmisión de películas con esa temática; también, este día, será trending topic en las redes sociales.
Será tema de conversación obligado en los cafés, salones de clase, lugares de reunión, en los hogares. Entre todos los grupos etarios.
Sin embargo, es de desear que toda la información que se genera, permita a nuestra juventud (la edad mediana del país es de 27 años –INEGI, 2015)- tomar justa dimensión de lo que la intolerancia puede ocasionar; que pueda, igualmente, dimensionar lo que esa generación de personas –principalmente jóvenes- aportó al país que hoy tenemos; y que se percate que la frase “2 de octubre no se olvida” es una mar de historias y de razones.
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