Niño de siete años muere víctima de ‘bullying’ en Jalisco

Jalisco.- Un niño de 7 años de edad, que cursaba el primer año de primaria, murió víctima del ‘bullying’, luego de que sus compañeros le metieran la cabeza en el agua de un sanitario, provocando que el agua entrara a sus pulmones, lo que finalmente le costó la vida.

Jonathan Ortiz vivía en la delegación de Tlacuitapa, municipio de Unión de San Antonio, en Jalisco y era estudiante de la escuela primaria urbana federal Valentín Gómez Farías turno vespertino.

Presentó síntomas de depresión a causa de las agresiones, estaba callado y no quería comer, según reconoció su abuela.

Sus padres, María del San Juan Ávalos y Jonathan Ortiz, lo llevaron al área de urgencias del Hospital del IMSS T7, en Lagos de Moreno, el lunes 18 de febrero.

El médico diagnosticó un mal estomacal y le dieron un medicamento para atenderlo.

Dos días después su estado se agravó. Lo llevaron nuevamente a recibir atención médica. Le hicieron radiografías. Los médicos vieron un daño en los pulmones, por lo que se le trasladó de urgencia a Guadalajara.

En el transcurso al Centro Médico de Occidente del IMSS tuvo tres paros cardiacos y pudo ser resucitado.

En el centro de especialidades los doctores notaron que los pulmones estaban infectados de desechos del retrete. No pudieron salvarlo.

Murió el sábado pasado.

Este lunes fue velado en su casa de Unión de San Antonio.

Sus padres exigen justicia: ya presentaron la demanda contra «El Beto», el niño identificado como el agresor, sus acompañantes y las autoridades del plantel.

De acuerdo a las primeras versiones, un agente del Ministerio Público no quiso hacerse cargo del tema, argumentando que no tenía huellas de violencia, sin embargo, finalmente sus familiares presentaron querella en la fiscalía de Unión de San Antonio.

Los familiares señalaron como el responsable de los hechos a un niño con el alias de «Beto», junto con otros dos no identificados.

La escuela primaria se ubica a siete kilómetros de la comunidad Encinillas, en Unión de Tula.

Mientras que sus padres, María del San Juan Ávalos y Jonathan Ortiz, son trabajadores de una granja porcícola y apenas con la ayuda de algunos vecinos, lograron reunir recursos para el funeral del pequeño Jonathan, que fue velado en su casa y sepultado en el panteón local.

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