Mitad de sexenio: ¿de veras hay algo qué celebrar?

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

No importa cuantas leyes, días conmemorativos y discursos se den. En México, la violencia se sigue tolerando.

Desgraciadamente, lo que nos muestra la experiencia es que, pese a cumplir muchas mujeres con el protocolo de denunciar, la justicia no llega, pues aquellos encargados de velar por su bienestar y seguridad son quienes las revictimizan.

Es el caso de Karla (nombre ficticio para proteger su identidad), quien ha padecido de violencia sexual –por su padre y después por su marido–, así como psicológica, física, emocional y económica –de su madre– e institucional. Por ello, llegó al centro de atención en Tlajomulco, el CAMHET. Pero ahí, la directora Andrea Delgado se encargó de acosarla sexualmente y hasta orillarla al suicidio (Proceso 11-2021).

Otro caso es el de Fany, una mixe de 16 años en Oaxaca quien a los 13 años dejó la escuela por irse a vivir con su pareja sentimental. Con él sufrió violencia física y tuvo una hija que el padre no reconoció. También sufrió acoso sexual y la justicia fue omisa. Terminó muerta y se trató de presentar el hecho como un suicidio, pero tras dos meses no se sabe pues no se han realizado las pruebas periciales (Proceso 11-2021).

Como ellas, muchas otras aun claman por justicia sus familias. Otras más, han sido silenciadas y amenazadas y se apuesta por el olvido. En México la justicia no llega.

La violencia contra las mujeres permanece impune. Se mata porque se puede y porque nadie hará nada. Incluso, en días pasados, la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Conavim), Fabiola Alanís, reconoció que a lo largo de estos tres años, México se ha mantenido con la cifra de 10 feminicidios al día y el Poder Judicial le ha quedado a deber a las mujeres. Actualmente, mencionó, se encuentran activadas 25 alertas por violencia de género en 22 entidades, lo cual al parecer no está cambiando la situación. De hecho, para María de la Luz Estrada, directora del Observatorio Nacional del Feminicidio, este delito no sólo no está estancado sino que aumenta.

“Los feminicidios de niñas y adolescentes de 0 a 17 años se han incrementado año con año desde 2015 hasta los 542 en septiembre de 2021″, dice citando cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En entrevista para El País, señaló: “De las más de 3 mil mujeres asesinadas, el 50% tiene características de feminicidios”. Pero no todos los asesinatos de mujeres se tipifican como feminicidio. Pues si bien esta definición que fue creada en 2012 está recogida en el Código Penal Federal, en la práctica depende de los códigos penales de cada estado lo que deja lagunas.

Y así vamos en este riesgo enorme que implica en México ser mujeres. La violencia no se corrige con largas mañaneras ni con desmentidos a la medida con voceras de Palacio. No hay nada que festejar, señor Presidente, en este corte de medio sexenio. No lo habrá, mientras este país permita que sus mujeres terminen sin tumbas, muertas en fosas o niñas en los contenedores.

 

Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA