COLIMA.- Como la costumbre lo dice, cada 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria y con ella la Tamaliza que reúne a familias y amigos en la mesa a celebrar y convivir.

En ella sin duda los protagonistas son los tamales y el atole, los cuales mantienen su esencia en los populares sabores y presentaciones, sin embargo, existen otras opciones que han ido surgiendo en los últimos años y hoy se hacen más presentes que nunca, como lo pudimos constatar en la edición de este 2024 del Festival del Tamal y el Atole, que se realiza en el Jardín de San Francisco en el municipio de Colima.

Los puestos con los tradicionales tamales verdes, rojos, de picadillo, ceniza y rajas encuentran su lugar junto con nuevas propuestas gastronómicas que esperan ser del agrado del paladar de los comensales colimenses, tal es el caso de Brenda Casares, quien durante ya dos años lleva su negocio de venta de este platillo.

“A mí me gusta desde siempre la cocina, justamente estaba en esa búsqueda de encontrar algo que fuera mi pasión y lo encontré en los tamales”, dijo.

En esta travesía por explorar nuevos sabores ha sabido identificar qué combinaciones serán bien recibidas como el tamal con sabor a un popular pastelillo de chocolate.

“La idea del tamal de Gansito o el de Chocorrol, que también manejamos, surgió porque me di cuenta que aquí en Colima la gente le gusta mucho la comida dulce y los postres, entonces hice alguna mezcla por ahí de la masa con mantequilla e incorpore el Gansito y un toque secreto y pues afortunadamente, es lo que más le ha estado gustando tanto a chicos como a grandes”.

De igual forma, los diferentes estilos de preparación se han ido mezclando en el gusto popular, teniendo en dicho festival una amplia representación con tamales estilo chiapanecos, veracruzanos o del Estado de México como el caso del negocio de la señora Rosa Elena Cruz González, quién se dedica a su venta desde hace mucho tiempo y que desde Suchitlán trae a esta 13 edición del festival sus tamales, con el toque que los distingue de los otros.

“La diferencia que tienen está en la masa, pues se cuece antes de preparar el tamal, la masa se cuece aparte y está hecho a la leña, esto hace prácticamente orgánico su proceso de cocción”.

Además de estas opciones se puede encontrar guajolotas, entamalados y por supuesto la bebida acompañante por excelencia, el atole, igualmente con una amplia variedad de sabores más allá del tradicional de vainilla; cajeta, tamarindo, guayaba y fresa comparten espacio en los termos de cada negocio.

Sin duda, el ingenio culinario es la constante, dando muestra que no hay limitantes al atreverse a probar nuevas combinaciones y conquistar el paladar, continuando así la tradición a la par que se rompen esquemas para llegar a las nuevas generaciones.

Colaboración: Isaías Morales

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