Los Globos de Oro, ¿por qué son tan polémicos?

Por una alfombra roja en el hotel Beverly Hilton desfilará este domingo el habitual seleccionado de actores de Hollywood: Richard Gere, Daniel Day-Lewis, Meryl Streep, Bill Murray, Hugh Jackman, Helen Mirren, Naomi Watts y Bradley Cooper, por ejemplo, de una nutrida lista de invitados estrella para los Globos de Oro.

Algunos saldrán de allí con estatuilla en mano, otros al menos habrán pasado el rato en la que tiene fama de ser «la fiesta de premiación más divertida» de la industria del cine.

Los Globos de Oro marcan el inicio de la temporada de premios mayores, un camino de galas y trofeos que culmina en el Oscar, a fines de febrero.

Pero, pese a que este año cumplen siete décadas, su reputación es cuestionada: los cinéfilos los desdeñan, los críticos suelen poner el grito en el cielo ante sus nominaciones y, cuando los premios son entregados, el Oscar se encarga con frecuencia de contradecirlos apenas unas semanas más tarde.

Este año, además, el anuncio anticipado de las nominaciones de la Academia (que se hizo el jueves, cuando solía programarse para después de los Globos), le ha robado parte de la magia.

El comediante británico Ricky Gervais, anfitrión de las últimas ceremonias, los describió como «más gritones, más vulgares, más borrachos» que sus primos Oscar.

Así y todo, son uno de los eventos televisados más populares entre los estadounidenses -con una audiencia de casi 17 millones en 2012- y una de las plataformas favoritas de los estudios para que sus filmes se mantengan en boca de todos.

Acusaciones

¿Por qué la polémica? En principio, porque a los Globos se los acusa de preocuparse más por atraer grandes nombres a su fiesta que por honrar el talento de actores, directores y cintas.

Las decisiones son responsabilidad de la Asociación de Periodistas Extranjeros de Hollywood (HFPA, en inglés), que estableció los premios en 1944, sólo 15 años después de los Oscar, y realizó una promoción estratégica para convertirlos en escala obligada dentro del negocio fílmico.

Pese a la trayectoria, los que votan son un grupo muy pequeño: la HFPA tiene unos 85 miembros, con un sistema de membresía por recomendación y con requisitos mínimos (unas pocas notas publicadas al año) para mantenerla.

En la Academia del Cine estadounidense, en cambio, los que eligen el Oscar son casi 6 mil y representan a distintos sectores de la misma industria –guionistas, editores, vestuaristas, productores y demás-, en lugar de ser reporteros que miran a la factoría del cine desde fuera.

«Son una broma realmente, el resultado de cien personas que premian filmes de los estudios que los han llenado de regalos y les han dado acceso a celebridades durante todo el año», opinó Mark Caro, crítico del periódico «Chicago Tribune».

En el pasado, la HFPA ha sido acusada de operar bajo presuntos sobornos. El último escándalo llegó a instancias judiciales, cuando un ex publicista de la entidad presentó una demanda señalando que los miembros recibían dinero, regalos y viajes de los estudios a cambio de nominaciones.

La disputa, que incluyó una contrademanda de la HFPA, no fue la primera: en 1982, el Globo por mejor nuevo artista fue para la casi ignota Pia Zadora, por el filme «Butterfly», entre rumores de que su esposo millonario le había comprado la distinción.

¿Qué película?

Al margen de estos conflictos, las listas de nominados la HFPA arquean más de una ceja porque incluyen películas impensadas.

Uno de los ejemplos de este año es «La pesca del salmón en Yemen», que ha ganado nominaciones como mejor película y para sus actores, Emily Blunt y Ewan McGregor, mientras que los Oscar no la han contemplado en absoluto.

«Las nominaciones tomaron virtualmente a todos los críticos por sorpresa… Se dieron pese a que el filme tuvo un lanzamiento limitado y sus resultados, de crítica y de taquilla, no fueron destacables. Ay, la HFPA…», reclamó Scott Feinberg desde «The Hollywood Reporter», una suerte de «Biblia» de la industria.

En el pasado, la candidatura de Angelina Jolie por su trabajo en «El turista» fue el hazmerreír de muchos en Hollywood.

«Puede parecernos una nominación rara… pero todo se perdona cuando los coprotagonistas Angelina Jolie y Johnny Depp caminan por la alfombra», apuntó Caro.

Así, la avidez por tener celebridades presentes jugaría en contra de nominaciones como la de Emannuelle Riva («Amour») y la niña Quvenzhané Wallis («Bestias del sur salvaje»), ambas serias contendientes al Oscar de 2013 pero poco conocidas por el público.

Promoción y más promoción

Pese a lo que digan críticos y escépticos, los Globos le importan a la industria. Y los porqué son fáciles de adivinar: en un negocio que mueve miles de millones, cualquier reconocimiento público puede ayudar a recuperar la inversión, llevando espectadores a las salas o impulsando las ventas de DVD.

«En tanto crece dramáticamente el peso de la taquilla internacional en los últimos años, el prestigio de los Globos va de la mano», defiende la HFPA en la carta de principios publicada en su sitio web.

Las estatuillas redondeadas –un globo terráqueo cruzado por una tira de celuloide- sirven para llamar la atención, en principio, de los 17 millones de televidentes que sintonizan la gala en vivo. Como además se entregan premios a la TV, hay una audiencia potencialmente más amplia que la de los asistentes al cine.

«Como factor de influencia, los Globos son clave. Los medios les prestan atención y es un momento de exposición adicional, sobre todo para los filmes chicos o extranjeros que no tienen tanto presupuesto publicitario», dijo el promotor de cintas Joshua Jason, que el año pasado representó a dos de las cinco nominadas al Oscar como mejor filme animado.

Además, los Globos tienen dos galardones para película del año, uno de drama y otro de comedia/musical, lo que da espacio a títulos que quedan fuera de la consideración de la Academia.

«Tiene la magia de darle relevancia a un montón de películas que al Oscar no le importan pero que gustan al público. Para el cinéfilo también es un descanso ver otra clase de películas. Que gane Jim Carrey, por ejemplo (cuatro veces nominado, dos triunfos), demuestra que es un premio de consolación valioso para destacar una carrera», señaló Samuel Castro, crítico de «OchoyMedio» y miembro de la Asociación de Críticos Online (OFCS).

Por otra parte, este año la lista de contendientes a mejor película no refleja las diferencias históricas entre las dos entidades detrás de estos premios: de las nueve nominadas al Oscar, siete también van por el Globo.

A la hora de los resultados, sin embargo, las estadísticas vuelven a mostrar la brecha: en la última década, dos de las ganadoras por drama («Slumdog Millonaire y «El señor de los anillos: El regreso del rey») y dos de los musicales («Chicago» y «El artista») fueron convalidadas por los Oscar. Un total de cuatro coincidencias sobre diez.

Eso sí, con actores más relajados y champaña en las mesas: los Globos son, al final de cuentas, el momento en el que Hollywood se toma en serio el asunto de celebrar.

Con información de BBC

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