Los datos de la crisis

A PROPÓSITO

Por: Fernando MORENO PEÑA

El Coneval es la única institución del Estado mexicano responsable de medir la pobreza y la desigualdad; sin embargo, el presidente AMLO no acepta lo datos que sobre la pobreza son publicados por el Inegi y el Coneval.

Las cifras oficiales son muy negativas para cualquier gobierno, pero más para la 4T que prometió gobernar primero para los pobres.

AMLO declara que, pese a que el Coneval señala que los programas sociales no han mejorado la situación de la población más pobre del país, no habrá cambios en la política social de su administración.

Sin embargo, acepta que lo que padecemos es producto de la crisis sanitaria y de la crisis económica que les afectó mucho a ciertos sectores, afectó en general, y que la economía el año pasado se cayó 8.5 por ciento.

“Le pegó muy fuerte al sector turismo, comercio, restaurantes, a la industria. El único sector que resistió fue el agropecuario el sector primario, que incluso creció el dos por ciento, pero todos los demás se derrumbaron”, explicó el presidente.

Dijo no estar de acuerdo en la forma como el Coneval calcula el impacto de los programas de Bienestar, dijo que no sólo deben ser tomados en cuenta indicadores económicos. También debe de modificarse la forma de medición sobre bienestar.

“No acepto el resultado de esa encuesta, tengo otros datos. Creo que la gente está recibiendo más apoyos y aun con la pandemia, la gente tiene para su consumo básico y algo muy importante, no ha perdido la fe”. recalcó el titular del Ejecutivo.

“Afortunadamente ya estamos en recuperación, está recuperándose la aviación, el turismo, el comercio, la industria, hay una recuperación extraordinaria, excepcional”.

El secretario ejecutivo del Coneval, Nabor Cruz Marcelo, enfatizó que en las ciudades del país se dio una afectación de detrimento en la pobreza, la pandemia disparó la pobreza en las zonas urbanas del país, mientras que “en las zonas rurales afortunadamente no sólo no aumentaron sus niveles de pobreza, sino que disminuyeron”.

En Chiapas, el 75.5 por ciento del total de la población vive en la pobreza. En Guerrero, la proporción es de 66.4 por ciento; Puebla es el tercer estado con la mayor proporción de pobreza, con 62.4 por ciento; le sigue Oaxaca, con 61.7 por ciento y el quinto más pobre es Tlaxcala, con 59.3 por ciento.

En contraste, las entidades con menos pobres son Baja California, Nuevo León, Chihuahua, Coahuila y Colima, con proporciones entre 22 y 26 por ciento.

Hay un contraste entre la condición de pobreza entre quienes hablan una lengua indígena y quienes no la hablan, en el primer caso, la proporción es de 76.8 por ciento, mientras que en el segundo, llega sólo a 41.5 por ciento.

La pobreza de las zonas rurales alcanza el 56.8 por ciento, mientras que en las zonas urbanas fue de 40.1 por ciento, aunque en los últimos dos años, bajó ligeramente en las zonas rurales.

El sector agrícola no se vio afectado el año pasado por los cierres de actividades, tuvo un buen ciclo productivo, lo que hizo que los trabajadores del campo tuvieran un incremento en sus ingresos laborales.

Las ciudades ricas también resintieron la pobreza extrema: en la Ciudad de México, se elevó en 163.3 por ciento, de 2018 a 2020, al aumentar en 248 mil personas y sumar un total de 400 mil. Otras entidades con aumentos porcentuales importantes en la pobreza extrema fueron Nuevo León, con 206.5 por ciento; Baja California Sur (163.8 por ciento), Aguascalientes (155.5) y Quintana Roo (189.0).

Los programas de apoyo a la pobreza del gobierno federal lograron amortiguar un poco el impacto de la crisis. De acuerdo con el Coneval, evitaron que cayeran en la pobreza 2.5 millones de personas. Sin los programas, el número de pobres habría sido de 58.2 millones de personas; en cambio, en el segmento de las personas de más de 65 años, permitió una reducción de 5.3 puntos porcentuales respecto al nivel del 2018.

Estos programas también tuvieron impacto en la pobreza extrema, pues los 10.8 millones de personas en esta situación en 2020 pudieron haber sido 12.8 millones en su ausencia.

Gonzalo Hernández Licona, director de la Red de Pobreza multidimensional de Oxford, lamentó el aumento de la pobreza ya que, dijo, en 10 años, de 2008 a 2018, la pobreza extrema bajó en 3 millones, pero aumentó en 2 millones en solo dos años.

La pandemia contribuyó de forma importante, pero México no venía creciendo mucho, ni generando empleos desde antes del virus, y el gobierno no hizo lo suficiente para reducir la pobreza, las transferencias gubernamentales crecieron, pero no llegaron a los más pobres del país, lo cual se debe corregir, porque es justo que la gran mayoría de la población más pobre se lleve la mayor parte de esos pagos del gobierno y esto no está sucediendo en 2020.

Las trasferencias por el incremento de los programas sociales, las remesas, apoyos entre familias, los donativos de organizaciones no gubernamentales y el adelanto de las jubilaciones, salvaron a 2.5 millones de mexicanos de caer en la pobreza general, ya que sin este subsidio hubiera aumentado en 2 puntos porcentuales la población afectada por este flagelo, reconoció Coneval.

Sin el efecto de las transferencias, el 45.9 por ciento de la población hubiera caído en pobreza, un total de 58.2 millones de personas.

John Scott, investigador académico del Coneval, explicó que las transferencias aumentaron de forma significativa, sin embargo, se perdió progresividad ya que el decil más pobre recibió menos proporción de estas transferencias por lo que recomendó identificar a los grupos prioritarios más desprotegidos para fortalecer los programas a estos grupos tanto en las zonas urbanas como rurales.

Entre las recomendaciones que hace Coneval para mejorar la política social están: “mejorar la progresividad de las transferencias”, tener un sistema de “seguridad social no contributivo, integral y universal” y atender de forma más intensa la pobreza urbana.

En un estudio, “Mitos de la política social de la 4T” (Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, Nexos, 29/07/2021), se establece que en la 4T se destinó en 2020 un 4.6% del PIB a programas sociales, mientras que en 2014 se llegó a un 5.3%. En ese texto se presenta el bajo gasto social durante la pandemia que en México sólo fue de 0.2%, mientras que en otros países como Argentina fue de 3.5%, Chile 7.3%, Brasil 7.6% y en Estados Unidos llegó a 22.2%.

Los apoyos no llegan a los más pobres, porque sólo 35% del decil más pobre recibe algún programa social. Según el Coneval los programas sociales no están llegando adecuadamente, hay corrupción en el proceso y en el camino de cancelar unos programas para reemplazarlos por otros, la gente al final tiene menos que antes.

Los apoyos están mal focalizados y distribuidos.

Uno de los propósitos del programa jóvenes construyendo el futuro, según AMLO, es alejar a los jóvenes de la criminalidad, datos de la propia Secretaría de Seguridad Pública Federal, revelan que el número de jóvenes delinquiendo aumentó 8.2 por ciento, sólo en los últimos cuatro meses.

Una parte fundamental de los objetivos de la 4T es avanzar en el combate a la pobreza y disminuir la desigualdad; sin embargo, el fracaso de la política social es evidente, el ingreso per cápita disminuyó 6.9 por ciento y la inflación sumó 5.8 por ciento.

No le demos vueltas: bajos ingresos y alza de precios nos llevan a una mayor pobreza.

Somos uno de los pocos países que no generó programas económicos de rescate a nivel federal para enfrentar la pandemia, conservar el empleo y mantener el ingreso.

Seamos claros: los programas sociales sí ayudan, pero no son suficientes y está probado que no disminuyen la pobreza ni resuelven los problemas de la gente, y aunque sirven para comprar votos, tampoco para eso resultan suficientes.

El daño causado por el mal malejo de la crisis económica ha sido superior a la política social de la 4T.