Dislates
Por: Salvador SILVA PADILLA
En su libro Para tenerlos en cuenta de Marco Antonio Campos, (obra que será publicada próximamente por Puertabierta Editores), el autor reúne alrededor de cuarenta ensayos, entre ellos, varios dedicados a la minificción.
Ahí incluye El decálogo de Javier Perucho quien, digamos, en su primer “mandamiento” destaca:
1.- Debido a su concentración la minificción está más cerca del poema que del cuento.
Leer esto me puso feliz, porque de manera independiente y totalmente despatarrada yo había descubierto que varios poemas (o versos) pueden ser leídos también como minificciones. Y a la inversa, varias minificciones me resultan unos auténticos poemas, van varios ejemplos.
Le regrét d’Héraclite
Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach.
Jorge Luis Borges
Esta versión es la original; posteriormente, Borges decidió “corregirla” cambiando una palabra:
Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyo amor desfallecía Matilde Urbach.
Por cierto, quien esto escribe, ejerciendo su derecho como lector, prefiere la primera.
II
O este otro de Víctor Manuel Cárdenas:
IN/UTILIDAD DE LA POESÍA
La poesía no cambia nada,
es un espejo
donde se mira
el que cambia
Por su parte, En Piedra de Sol, Octavio Paz, escribió:
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia,
(Aunque blasfemo que soy, yo prefiero un verso que leí en cierta barda del IUBA a mediados de los 80s)
Cuando dos se besan renace el mundo
(Porque renacer me parece más profundo y sugerente que cambio).
III
Está también la Flor de Coleridge, citada por Borges: que me parece una minificción poética:
«Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?
IV
O esta otra que tiene una fuerza descomunal:
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Cesare Pavese
(Quien escribió este poema justo antes de suicidarse)
Este verso de tan sólo ocho palabras, conjura a todas las fuerzas de la naturaleza, tanto así que muchos poetas han aludido a ese poema.
Por ejemplo, a manera de homenaje, Víctor Cárdenas escribió
BITÁCORA DEL ATLÁNTICO
día nueve
Vendrá la guerra y tendrá tus ojos
Y en otro poemario
(MEMORIAL DE LUZ)
IV, ABRIL
Vendrá
la lluvia
y tendrá
tus ojos
(Ambos poemas, tomados de la antología Fiel a la tierra. Valparaíso México)
V
Por último está también esta minificción (¿acaso aforismo? ) que es también parte de un poema en prosa.
El mayor truco del Diablo fue convencer al mundo de que no existía.
Esta frase, a quien se la escuché primero fue al personaje Verbal de la película Sospechosos Comunes (*); posteriormente, por mero azar, me enteré que su autor fue Charles Baudelaire y es parte de su obra El spleen de París (El jugador generoso).
(*) Si usted no ha visto esta película, deje de hacer lo que está haciendo (que, supongo, es estar leyendo esta columna) y corra a verla.



















