Este lunes se celebra el Día Mundial de la Biodiversidad, una jornada de concienciación sobre el papel crucial que desempeña una biodiversidad sana para sustentar la vida en la Tierra, y que tiene lugar tras la histórica adopción del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, ratificado por 196 países en diciembre de 2022.
Bajo el lema Del acuerdo a la acción: Recuperar la biodiversidad, este 22 de mayo está dedicado a evaluar la crisis medioambiental actual y promover la aplicación del marco, el cual contiene objetivos globales que deben alcanzarse para 2030 centrados en salvaguardar y utilizar de forma sostenible la biodiversidad, protegiendo al mismo tiempo los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
“Ya se trate del aire que respiramos o de los alimentos que comemos, de la energía que nos impulsa o de las medicinas que nos curan, nuestras vidas dependen por completo de la buena salud de los ecosistemas”, ha declarado el Secretario General de la ONU en un mensaje. “Sin embargo, nuestras acciones están devastando todos los rincones del planeta”, añade.
António Guterres insta además a garantizar pautas sostenibles de producción y consumo, reorientar las subvenciones hacia soluciones ecológicas y reconocer los derechos de los pueblos indígenas. “Y hay que presionar a gobiernos y empresas para que tomen medidas más contundentes y rápidas contra la pérdida de biodiversidad y la crisis climática”.
Un millón de especies amenazadas
El planeta está experimentando un peligroso declive de la naturaleza. Un millón de especies están amenazadas de extinción, los suelos se están volviendo infértiles y las fuentes de agua se están secando.
Para hacer frente a esta realidad, el Programa de la ONU para el medio ambiente (PNUMA) promueve la protección y restauración de los ecosistemas terrestres y marinos, la transformación de nuestros sistemas alimentarios y cerrar la brecha financiera para la naturaleza.
Según los expertos de la agencia, el éxito del marco depende de los recursos financieros destinados a su aplicación, la voluntad política y una sólida formulación de directrices.
«La biodiversidad es la compleja red de la que depende la existencia humana», afirma la directora ejecutiva del Programa.
En este sentido, Inger Andersen explica que el marco es “el plan global para reparar esta red y sostener toda la vida en la Tierra, incluida la nuestra. Con sólo siete años para aplicarlo, todos debemos actuar ahora. Y debemos seguir presionando hasta que nuestra red de vida esté segura».
Evitar el colapso de los ecosistemas
La agencia de medio ambiente explica que los ecosistemas generan oxígeno, proporcionan agua potable y regulan el clima. También pueden proporcionar servicios críticos, como medicinas naturales, polinización y suelo fértil para la producción de alimentos. Por estas razones, garantizan la estabilidad del medio ambiente.
Pero tanto la vida terrestre como marina, está disminuyendo más rápidamente que en ningún otro momento de la historia, lo que podría poner en riesgo el equilibrio de los ecosistemas y, por lo tanto, la vida en La Tierra.
Para evitar la pérdida de biodiversidad a gran escala y el colapso medioambiental, el marco pide la conservación y gestión eficaces de al menos el 30% de las tierras, aguas continentales, zonas costeras y océanos del mundo, así como la restauración del 30% de los ecosistemas degradados para 2030.
Sistemas alimentarios
Según el PNUMA, los sistemas alimentarios son responsables de la mayor parte de los cambios en el uso de la tierra y la conversión de hábitats. Y desafortunadamente, son la principal causa de la pérdida de biodiversidad y responsables del 80% de la deforestación y del 70% del uso de agua dulce.
Para hacer frente a esta realidad, el marco exige una gestión sostenible de las zonas agrícolas, acuícolas y forestales, la reducción a la mitad del desperdicio mundial de alimentos y una reducción significativa del consumo excesivo y la producción de residuos.
Brecha financiera
Por último, las investigaciones de la agencia de medio ambiente muestran que la protección de la naturaleza y el crecimiento económico pueden ir de la mano. La naturaleza es un activo de capital vital que proporciona muchos bienes y servicios esenciales, con un valor económico de 44 billones de dólares.
Según la agencia, invertir en la naturaleza ofrece la oportunidad de generar 10 billones de dólares en valor empresarial y crear 395 millones de puestos de trabajo. Una gestión ambiciosa podría redirigir el capital privado hacia una economía verde y alinear los flujos financieros con los objetivos mundiales de biodiversidad, al tiempo que se evitan los peligros del uso de los combustibles fósiles y de llevar a cabo proyectos que dañan el medio ambiente.
Sin embargo, las inversiones en la naturaleza no están aumentando a la escala necesaria para hacer frente a la pérdida de biodiversidad. Para ayudar a subsanar el déficit de financiación, el marco pide que se movilicen al menos 200.000 millones de dólares al año en financiación nacional e internacional, tanto de fuentes públicas como privadas, de aquí a 2030. También pide que se eliminen gradualmente las subvenciones que perjudican los ecosistemas en al menos 500.000 millones de dólares anuales para 2030.
Ser el cambio
«Cada gobierno, cada empresa, cada inversor y cada individuo debe hacer lo que esté en su mano para proteger y restaurar la naturaleza, hacer frente al cambio climático y reducir masivamente la contaminación y los residuos», declaró la directora ejecutiva de la agencia, que continuará creando alianzas “para unir a todos en una verdadera acción colectiva y poner fin a la triple crisis planetaria de una vez por todas».