Por Edgar Cazares

*Las campañas de cara al proceso electoral 2021 han dado inicio. A estas alturas nadie lo puede negar. A pesar de los supuestos candados, que año tras año nominalmente se endurecen, no hay poder humano que limite los intereses de actores políticos que creen que por “madrugar” tendrán mayor margen de maniobra.

Sin embargo, sin el afán de justificarlos, en este caso la falla se encuentra en la ley, que pese a los avances sigue luciendo muy laxa y exhibiendo muchas lagunas al no evitar que algunos se adelanten sobradamente disfrazando sus pretensiones con sus –respetables- derechos ciudadanos.

La idea en esta ocasión no es satanizar, aunque tampoco celebrar, los destapes tempraneros. Allá la ley si los castiga o no. La única intención es consignar que aún no acaba este caótico 2020 y algunos ya están pensando en lo que viene, políticamente hablando.

Es decir lo lamentable de todo esto es que queda en evidencia que hay quienes no se muestran sensibles ante lo caótico que ha resultado este año, principalmente por los estragos que está causando aún la pandemia de COVID-19.

Porque esos que se adelantan a los tiempos demuestran mayor interés en su beneficio personal que en respetar el luto colectivo de estos tiempos. Me parece igualmente lamentable que siguen pasando, los sexenios, cambios de siglas y hasta de sistemas y literalmente seguimos en lo mismo por parte de muchas figuras públicas en la antesala de los comicios: los madruguetes, los agandalles, la condición por encima de la convicción y sobre todo la politiquería.

Tal parece que no habrá forma de meter en cintura a quienes siguen recurriendo a las viejas mañas para escalar peldaños o usar nuevos trampolines trans-trieniales que les permita seguir en el presupuesto. La loca carrera por el poder ha dado inicio pues. Luce difícil pero espero cuando menos que sea una pre-precampaña y, posteriormente, una campaña e altura donde se hable de compromisos reales al electorado y no las mismas promesas de siempre.

*También es cierto que no solo la clase política conocida ha salido a la palestra para dejar entrever sus planes a futuro. Paralelamente han surgido, como por generación espontánea, aspirantes hasta debajo de las piedras en Manzanillo.

Así pues a la escena han salido, en el caso del puerto, personajes variopintos, provenientes de diferentes sectores productivos –también de sectores improductivos, tengo que reconocerlo- entre ellos comediantes, artistas urbanos, estilistas, cantantes y hasta “influencers” locales.

Lo anterior no me parece condenable porque cada quien sabrá cómo se gana la vida –siempre y cuando sea en forma honesta- pero es señal inequívoca de que el ciudadano promedio está hastiado del político tradicional y de que personajes de diferentes ámbitos, un tanto ajenos a la grilla, se han percatado de ello y han imaginado, como ha pasado en otras latitudes del territorio nacional, que se les ha abierto una oportunidad en el codiciado mundo de la función pública.

Así que no nos sorprenda para nada que esas personalidades extraídos de la farándula porteña también busquen una tajada de ese pastel que significa el erario público a través del voto ciudadano.

*No obstante debo reconocer que fuera del círculo político tradicional se pueden encontrar perfiles con las condiciones, aptitudes y preparación para sí tener los méritos de ocupar algún espacio en la función pública.

Por ejemplo en meses recientes empresarios, gente de la hotelería y de la iniciativa privada en general han demostrado los tamaños para afrontar retos como el del temible COVID-19.

Es decir que desde sus trincheras los mencionados han mostrado su capacidad de organización, liderazgo y hasta valentía para evitar cierres de negocios, pérdidas de empleos y, lo más importante, evitar el colapso de la economía aún con todo y los riesgos que significa mantenerse activos en estos tiempos.

Más aún los citados han hasta colaborado en temas de salud con diseño de campañas preventivas y, por si fuera poco, apoyando –económicamente, en especie y también moralmente- la labor hospitalaria. Por eso creo que se les debe dar oportunidad a ese tipo de figuras.

Los partidos políticos tienen en ese sector un rico filón. Cuestión de que sus cazatalentos hagan su chamba.

Apuntes desde la costa

Este año ha resultado más cruento de lo que suponíamos por la amenaza del coronavirus. De repente me da la impresión de que las redes sociales se han convertido en un gran obituario dando cuenta de las decenas de fallecimientos no solo del citado mal sino por otros infortunios como accidentes, hechos inesperados y, cuándo no, la violencia.

Así pues todas estas circunstancias nos han orillado a despedir a familiares, amigos y conocidos. Pero si vamos más allá nos encontramos con que también nos hemos perdido la Semana Santa, el verano, el día del Padre y de la Madre, y hasta la tradicional Feria de Todos los Santos.

Al paso que vamos también tendremos que guardar los cuidados en las festividades decembrinas.

La amenaza del COVID-19 no se irá mágicamente con el 2020 y, si bien nos va, habrá una mayor esperanza con la vacuna –si es que la ciencia no nos falla-.

Mientras tanto no intentemos descubrir el hilo negro: los protocolos han demostrado cierto grado de eficacia. No bajemos la guardia. Gracias por el favor de su atención.

Sus comentarios a edgar.cazares.afmedios@gmail.com