Por Edgar Cazares
Las más recientes han sido jornadas muy duras y días de mucho luto en Manzanillo. El COVID-19 sigue no solo repuntando en cuanto a casos sino, lo que es peor, cobrando vidas en la ciudad.
Ya también ha habido decesos por esta causa en algunos otros municipios de la entidad pero ni de lejos se comparan a la mortandad en el puerto: en el municipio costero, la denominada capital económica del estado, ha habido casi dos decenas de muertes a causa de este mal.
Ciertamente podemos sobrentender que además de ser el epicentro de la pandemia en todo el estado, aquí en Manzanillo es donde se está alcanzando el punto más alto de toda esta situación.
Y para ser sinceros, más no pesimistas, todo apunta a que en caso de no extremar efectivamente medidas de sanidad, higiene y seguridad el panorama pudiera empeorar. Pareciera que no pero a como se han relajado las cosas en la ciudad para allá vamos.
Lo único que pudiera revertir la inercia negativa, además de la gracia de Dios, será que la población –la inmensa mayoría- cambie la actitud y siga esas reglas que parecieran sencillas pero que muchos se muestran reacios a cumplir como la sana distancia, uso de cubrebocas, mantenerse aislado y sobre todo no tomar esta época como un periodo vacacional familiar.
Si no actuamos hoy, mañana no habrá forma de regresar a la normalidad tal como la conocíamos todavía apenas hace unas semanas puesto que los contagios ya son locales. Y será más complejo, si se puede considerar así, retomar actividades económicas y sociales. O en una de esas, de seguir en esta ruta de negligencia e incredulidad, será imposible.
APUNTES DESDE LA COSTA
*Entre esas noticias difíciles de compartir, y peor aún de asimilar, me he enterado recién esta mañana del deceso de 2 personas a las que conocí y cuya partida dejan un vacío imposible de llenar, especialmente para sus seres queridos.
Mario Morán fue un reconocido abogado de la localidad que a base de esfuerzo personal y muchos sacrificios supo labrarse un buen nombre en el rubro de las leyes. Por si fuera poco ganó mayor reconocimiento en años recientes por ejercer puestos públicos en forma honesta y discreta.
Además uno de los atributos que se le pueden recordar es haber sido muy leal para con sus amigos, personales y políticos. Una virtud muy difícil de encontrar por estos tiempos. Así que no resta que desearle descanso eterno a Don Mario, un hombre exitoso en nuestros tiempos.
*Otra muerte que me caló hondo fue la de mi amigo Frank Larocca, una persona que conocí allá a principios del presente milenio como propietario de un ciber en la zona centro de Santiago.
Fueron tan regulares las visitas a su negocio que en algún momento nos tomamos confianza y comenzamos a sincerarnos respecto a nuestras ocupaciones y anhelos.
De él fue el primero de quien escuche que la información podía compartirse vía digital, cosa que en su momento considere algo lejano, como de ciencia ficción, puesto que a la sazón yo ejercía como periodista pero en medios tradicionales –los impresos-.
Un par de años después me enteré que había puesto en marcha su sueño y a la postre obtuvo buenos resultados. Algún tiempo trabajé para él y aprendí mucho de esta nueva modalidad del periodismo, que al día de hoy se ha convertido en la nueva plataforma de las noticias –internet, web, redes sociales. Descanse en paz mi amigo por siempre, Frank. Su muerte me causa un profundo dolor.
*Por cierto deseo una pronta recuperación del diputado Guillermo Toscano. Espero fervientemente que las cosas en su entorno no pasen a mayores.
Sus comentarios por favor a edgar.cazares.afmedios@gmail.com
