ESCOLLERA / A desterrar las falsas promesas y slogans de campaña

Por Edgar Cazares

*Indiscutiblemente las capacidades –o incapacidades- no dependen del lugar de origen o nacimiento de las personas. Lamentablemente en tiempos recientes ello viene siendo como una especie de grito de guerra o argumento de candidatos a puestos de elección popular.

Bueno, incluso hasta de aspirantes a puestos diversos en la función pública.

Y me parece un gran error que los propios suspirantes digan que por ser de tal o cual lugar tengan más méritos u oportunidades para ocupar alguna posición de privilegio.

Para ser sincero en lo que se ha visto en los últimos 20 años –ni se diga antes- de la política nacional o local la inmensa mayoría de los personajes públicos buscan acceder al poder para beneficio propio, para ayudar a su círculo cercano y, no en pocas ocasiones, por mero capricho o porque consideran que es parte casi de un derecho divino.

Por eso es molesto continuar escuchando ese argumento de que por ser originario de determinado municipio el candidato debe ser más valorado por el electorado. Ciertamente las propias leyes del instituto electoral marcan, rigurosamente, que los suspirantes deben acreditar cuando menos residencia. Pero creo que con eso basta.

Los políticos y los electores debieran remitirse, más que en el lugar de nacimiento de la clase política, en sus antecedentes, experiencia y méritos dentro de la función pública pero además, claro está, en si éste ha dado o no resultados en el lugar o demarcación que busca gobernar.

Resulta absurdo y anacrónico escuchar eso de “Manzanillo para los manzanillenses” o “ya le toca a un manzanillense –tecomense, armeritense- gobernar el estado”. Eso a final de cuentas resulta indistinto. El ciudadano debe cerciorarse que su voto vaya, en función de la razón no del corazón o del estómago, por quien le garantice progreso no solo al individuo o su familia sino a todo su entorno.

He de admitir que es complicado poder distinguir a un buen candidato –que los hay y de sobra- de un buen político o gobernante –sobran dedos de la mano al momento de contabilizarlos-.

Cuántas veces no nos hemos topado con aspirantes estelares que al momento de la verdad termina desilusionándonos por completo, es decir, que como gobernantes resultan una soberana decepción. Por eso insisto ese lema de la localía o territorialidad ya no debe tener cabida en nuestra democracia. Ójala tanto los cuadros políticos como la gente pueda desterrar para siempre ese argumento.

Aunque claro tanto en la guerra como en el amor, y queda claro que igual en la política, todo parece ser válido con tal de alcanzar el objetivo.

*Porque tampoco se vale involucrar sentimientos con la política. Cuántas veces no hemos escuchado discursos amorosos por parte de los políticos que en cuanto consiguen lo que buscaban –encaramarse al poder… y al erario público- no solo se olvidan del noble electorado sino además nos muestran su lado oscuro. Como si gobernaran con odio el lugar que les dio la confianza.

Sigue habiendo slogan de campañas y en la función pública tales como “por amor a San Pedro de los Saguaros”, “Juntos lo hacemos mejor”, “Por la ciudad que todos queremos” que terminan siendo algo paradójico y contradictorio. Es decir que nunca terminan por consumarse.

Es una lástima que a estas alturas del siglo XXI continúe persistiendo esa fauna política que en campaña tocan las fibras más sensibles, el corazón, de la población y al momento de ejercer el poder solo piensen en el bolsillo de los gobernados.

*Manzanillo ha tenido no solo uno ni dos sino varios funcionarios públicos cercanos a las altas esferas del Gobierno del Estado. En lo local ha habido administraciones de todos colores y sabores. Y el municipio sigue mejorando de la playa hacia allá y del puerto hacia adentro porque el entorno de ambos sitios sigue con varios rezagos.

Hay varios lugares de la ciudad donde parece el tiempo se ha detenido y en otros tantos se observa hasta retroceso.

APUNTES DESDE LA COSTA

*De repente pareciera que la vida diaria se torna en un interminable obituario. Las noticias sobre decesos de seres queridos, cercanos o conocidos se suceden una tras otra. Y no solo hablamos de COVID-19 sino también de otro tipo de desgracias o infortunios que no hacen más que ennegrecer el panorama.

Muchos pensamos que con la vacuna al alcance la situación hubiera sido más esperanzadora pero la mejoría no parece aproximarse mucho.

Hay que sumarle además al fenómeno de violencia –que produce decenas de muertes por mes- así como los accidentes de todo tipo. Hacemos votos porque en próximas entregas nuestro entorno mejore. Pero para ello se requiere de la colaboración de todos. No solo de cuidarnos sino de procurar ser mejores ciudadanos y, sobre todo, muy solidarios en estos tiempos tan complicados.

Gracias por su fina atención. Comentarios a edgar.cazares.afmedios@gmail.com