El caso Andrés Roemer y por qué hay que denunciar, aunque nos digan #YaChole

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA 

En el país donde las cifras de feminicidios y abuso sexual supondrían una alerta generalizada, la impunidad reina ante las denuncias y señalamientos contra los agresores.

La semana pasada creció la indignación por el apoyo expresado por el presidente Andrés Manuel López Obrador a Félix Salgado Macedonio en su candidatura al gobierno de Guerrero, pese a los múltiples señalamientos por agresiones y hostigamiento sexual manifestados y denunciados en contra del senador con licencia. Y a esto se suma el cerco de impunidad que parece proteger a otro denunciado como agresor, Andrés Roemer.

Conductor de televisión, escritor y embajador de La Buena Voluntad para el Libre Flujo del Conocimiento de la Unesco, Roemer acumula varias acusaciones por abuso sexual de mujeres, quienes han dicho que abusó de ellas con un mismo modus operandi: citarlas en su casa para ofrecerles una oportunidad laboral.

La bailarina Itzel Shanaas reveló en un video que fue acosada y abusada por Andrés Roemer. De acuerdo con su relato, denunció ante la Unidad de Género de Grupo Salinas, se sometió a un proceso de investigación que estuvo a cargo de Jacky L’Hoist, directora de la Unidad de Género de TV Azteca y en diciembre de 2020, según dijo, la Unidad de Género determinó que Andrés Roemer es un violentador sexual patológico que atenta contra mujeres.

La denuncia del pasado miércoles hizo que en cascada otras mujeres sacaran a la luz sus experiencias con Roemer, entre ellas la periodista Monserrat Ortiz, de quien se sabe hoy que fue la autora de un testimonio que se compartió de forma confidencial hace dos años en el contexto del movimiento #MeToo México.

Durante varios días tanto Grupo Salinas como Andrés Roemer no dijeron una palabra. El conductor mantiene sus apariciones en la televisora, ejemplo de ello es el programa “De Cabeza” en ADN40 donde realiza entrevistas los domingos a las 22:00 horas. Para la empresa, el caso parece convertirse en un expediente más sin repercusiones.

El sábado, Roemer publicó un tuit y un video en el que niega “rotundamente” el supuesto abuso e incluso hace aparecer a Shanaas como su defensora, revelando un audio de una charla sostenida supuestamente un día antes de que Itzel difundiera su denuncia en video.

Mucho habla de él que tenga que recurrir a grabar y difundir una conversación privada para defenderse de lo que, según él, es el intento de dos personas por desprestigiarlo. Pero más significativo es que, del tema de fondo –las acusaciones sobre su conducta depredadora– no tuviera una palabra.

En una revisión realizada por México Evalúa referente a violencia sexual, para la cual se tomaron en cuenta los delitos cometidos de julio a diciembre de 2019, los datos que arrojan demuestra el alto índice de cifras negros (delitos cometidos no denunciados o investigados.)

El estudio, que compara los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) arrojó que cuatro de cada 10 mujeres mayores de 18 años fueron víctimas de actos como hostigamiento u acoso sexual, abuso sexual y violación. (Animal Político 01-2020)

“¿Por qué no denuncian?”, nos cuestionan. Como si ser víctima de violencia nos convirtiera en objeto de cuestionamientos. Como si hubiese culpa en ser agredida.

Cuestionan a la víctima y no el alto índice de impunidad que aleja a las víctimas de los sistemas judiciales, donde lo más probable es que quede sin castigo el agresor.

Los números avalan esa desconfianza: la impunidad es cercana al 97 por ciento en feminicidios y violencia contra la mujer, de acuerdo con un estudio realizado por la asociación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI)

Y no, nosotras no escogimos ser agredidas. No es la voluntad de las mujeres de ningún lado ser violentadas. Ni las víctimas de Salgado Macedonio ni las de Roemer. Porque no importa que se fastidien de escucharnos, tenemos que dar la batalla por las que no están aquí.

No podemos callarnos. Aunque nos digan ya chole, aunque desde el presidente y grupo empresariales cobijen violadores. Sin importar sesgos políticos ni intereses económicos. No podemos permitir agresores con poder. No más. Si el miedo nos paralizó, el hartazgo nos unió. #YaChole.