Londres, Reino Unido.- Novak Djokovic domina el tenis mundial merced a esa mezcla entre poderío físico, competitividad y precisión; en Wimbledon, en el césped, abatió al desde hace muchos años mítico Roger Federer: cuatro será bastaron al serbio para plasmar su autoridad e incrementar su leyenda en este deporte.
Federer está de salida, se pronostica desde hace muchos años, pero este suizo tiene tanto talento y arrojo que pudo llevar al límite durante dos sets al actual jerarca (6-7, 7-6).
Como era previsible, ambos sacaron partido a su saque al máximo: poderosísimo el gigante balcánico, primorosamente ajustado el del helvético. Las rompimientos escaseaban, muy caros, hasta que en el tercer set, Djokovic aprovechó errores no forzados de Federer, y se encarriló a su tercera victoria en el césped londinense.
Pero en ese trayecto a la derrota, Federer cosechó toneladas de aplausos del público: aplaudía su historia monumental, pero también las delicias con las que se rebelaba contra los virulencia de los ataques de ‘Nole’. Con su saque de precisión milimétrica, conseguía el tiempo suficiente para atacar mucho más arriba, cerca de la red, donde resulta letal.
Federer cometió 36 errores no forzados, por 15 de Djokovic, pero contra este coloso balcánico hay que buscar los tiros antológicos, y el riesgo es alto.
Clamando contra el público que apoyaba al número 2 del mundo, Djokovic sentenció en el cuarto episodio con momentos luminosos de ambos, con intercambios al alcance muy pocos.
Con Nadal muy por debajo de su nivel, Djokovic ha salido triunfador de esa infernal terna que formaban con Federer, y a sus 28 años, en plenitud física, con una fortaleza mental inconmensurable, parece decir que su reinado no será precisamente breve.
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