DESERCIÓN ESCOLAR O EXPULSIÓN EN BACHILLERATO

Columna Invitada para Espacio del Lector

Por: Jahel CISNEROS OLIVERA

El abandono escolar es alarmante en educación media superior. De acuerdo con datos del hoy extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en Colima la deserción escolar en media superior pasó de 14.9% en el ciclo escolar 2013-2014 a 15.4% en 2015-2016, lo que equivale a 4,400 estudiantes, sobre una matrícula de 28,595. ¿Qué les está pasando a los adolescentes? ¿Qué sucede en las escuelas de media superior?.

En este artículo entrevisté a una joven de 18 años, que hace algunos meses tomó la decisión de abandonar el bachillerato en tercer semestre, cuando faltaban dos meses para culminarlo.

Su experiencia, estoy segura, es un ejemplo para muchas mujeres que en su momento pueden tener este conflicto. Ella, al igual que muchas vivió o le tocó vivir una adolescencia complicada, una etapa de rebeldía y en donde todo resulta ser más llamativo que la escuela. Siempre tuvo conflicto en dedicarle tiempo a la escuela, pues había cosas que le resultaban mucho más interesantes que ir al salón y tomar clase; prefería la diversión y pasar un buen rato. Así comenzó a faltar a clases, ya no entregaba tareas o proyectos, no se presentaba a los exámenes, y lo que se veía venir llegó, sin que en la escuela se percataran.

Abandonar el bachillerato ya no era opción, era necesario, no le gustaba la escuela, no le gustaba estudiar y aunado a esto su prueba de embarazo salió positiva. Frente a esto tenemos dos problemas: la primera, el abandono escolar de una adolescente, y la segunda, una niña que va a criar a otra niña.

¿Por qué abandonaste el bachillerato? ¿Cuáles fueron las causas?

“Fueron muchas, primero estuve en bachilleratos de la Universidad de Colima, posteriormente me incorpore a un bachillerato privado, dado que la Universidad ya no quiso aceptarme, pero a la nueva escuela iba más que nada por obligación, por mi mamá, y por el hecho de que mi papá me pagaba la escuela, pero comenzó a hacérseme fácil el faltar y faltar y ya no iba, no entregaba trabajos, no presentaba exámenes, entonces empecé a pensar que era más fácil trabajar, después de eso me entere que estaba embarazada por lo que fue en ese momento que tomé la decisión de que lo mejor era dejar de estudiar.”

¿Quién tomó la decisión de abandonar el bachillerato?

“Fue mía, aunque al principio fue de mi mamá. Comenzó a notar que faltaba mucho, que ya no hacía nada y sobre todo que no tenía interés, mi mamá comenzó a decirme que ya me saliera, ya no quería que le llamaran de la escuela para quejarse de mi incumplimiento y que ya no fuera un gasto para mi papá. Cuando me di cuenta que no iba a poder con la escuela, fuimos mi mamá y yo a decir que pues era por mi decisión el dejarla.”

En su momento la joven no identificaba las consecuencias que esta decisión iba a traer consigo. Pocos meses después logra verlas, sabe que mientras no tenga su preparatoria terminada no podrá aspirar a un trabajo estable, con un salario más o menos digno. Hoy está consciente que es necesario culminar sus estudios, no solo por ella, sino porque ya hay alguien que depende de ella y de su ejemplo.

Quiere que su pequeña hija sea mejor, con perspectivas más alentadoras, que logre lo que ella no logró pero sobre todo, que no se equivoque igual. Y mientras me cuenta, recuerdo que la asistencia a la escuela se condiciona por el nivel de escolaridad de los jefes del hogar y crece conforme avanza la pirámide escolar, porque la expectativa de cubrir más grados escolares aumenta con la escolaridad del padre o de la madre. En mi cabeza surgió la pregunta: ¿qué le espera a esa pequeña entonces, si su madre tiene trunco el bachillerato?

Cuando se lo digo a la entrevistada, piensa y dice: no tengo más opción que ponerme las pilas. En efecto, ya tiene deseos de terminar su bachillerato, aunque lo haga en una preparatoria abierta, lo quiere hacer, porque será el ejemplo de su hija y ahora tiene que ser mejor por ambas, por ofrecerle una mejor vida. Su respuesta es elocuente:

“Es importante porque ahora que tengo a alguien que depende de mí, tanto de su papá como de mí, yo sé que necesito estar nada más sentada, esperando que algo me caiga del cielo, ya me veo con la necesidad de estar con el bachillerato terminado y tener un trabajo más estable y con mejores prestaciones, actualmente trabajo en una boutique y lo que gano a la semana no es mucho. Y creo que por eso, porque ya tengo a alguien que depende de mí, quien ya sigue mis pasos y que la verdad no quisiera que fuera como yo, porque ahorita yo quiero que sea mejor que yo, mejor de lo que yo pude ser, apoyarla como no lo hicieron conmigo. Considero que es bien importante, ahora es cuando me doy cuenta, qué más quisiera que tener un trabajo estable, donde hiciera lo que realmente me gusta y fuera mi pasión pero no puedo porque ni siquiera tengo mi bachillerato terminado.”

Sé que el caso de esta joven madre puede ser el de millones de mexicanas, también chicas a las que les toca aprender de sus errores, pero que nunca es demasiado tarde para remediarlos, al igual que ella, deben buscar opciones para terminar sus estudios y aspirar a mejores empleos, inclusive, intentar cursar una licenciatura. La vida profesional y laboral cada día es más difícil y exigente, no hay más opción que seguirse formando y tratar de ser cada día mejor. Sé y estoy segura que su experiencia de vida servirá como ejemplo.