CV: ETICA PARA LA VIDA

TAREA PUBLICA

CARLOS OROZCO GALEANA

El mundo se sorprendió cuando, en medio de la pandemia y de los miles de muertos que generó el coronavirus las primeras semanas en Europa, se supo que en los atestados hospitales de Italia, España y Francia dejaron de atender a las personas mayores de sesenta años por darle preferencia a las jóvenes, usando una ética del deber que significaba que  estos tenían más derecho a vivir que aquellos.

El resultado: miles de muertos de adultos mayores a los que dejaron morir en sus domicilios porque los escasos recursos médicos (respiradores) no fueron para ellos. En una interpretación teológica, quienes tomaron esa decisión lo hicieron contrario al designio divino ya que todo ser humano, creado por Dios, tiene el mismo derecho a vivir que cualquiera otro.

Esa polémica ya trasciende en México porque el gobierno no reaccionó a tiempo contra el virus y dejó correr el tiempo diciendo que no pasaba nada y optó a través del Consejo de Salubridad General por dar más importancia, ante la falta de recursos contra la pandemia, a las personas jóvenes debido a que los mayores de sesenta años han vivido más tiempo, o cuando menos, a juicio de quien sabe quién, “lo suficiente.” Si se contagiara de coronavirus el subsecretario más famoso de la historia Hugo López Gatell, el secretario de salud Jorge Alcocer, o el presidente López Obrador ¿ habría a pesar de la escasez respiradores para estos dos últimos a pesar de haber vivido ya mucho tiempo?

Esta política de la 4T, que aún no se ha votado pero que ya asomó las narices en el CSG,  va en contra del derecho a la vida, como lo han señalado incluso académicos de izquierda y científicos destacados quienes critican la medida  por considerarla violatoria al derecho humano a vivir. Efectivamente, El Consejo de Salubridad General en México lanzó una Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica que establece disposiciones científicas y éticas para atender la contingencia del COVID-19 en los diferentes hospitales públicos y privados del país.

Según la Guía, en el caso de existir un empate entre dos pacientes con las mismas características como edad y sexo que requieran respiradores, uno de los insumos de los que se reconoce su escasez, “se deberá recurrir al principio vida-completa”. Ello quiere decir que pacientes más jóvenes han de recibir atención de cuidados intensivos sobre pacientes de mayor edad. Las categorías de edad propuestas son: 0-12, 12-40, 41- 60, 61-75, y +75”. Sin embargo, también se establece que  si al recurrir al principio de vida-completa no hay desempate, “la decisión sobre quién recibirá acceso a los recursos escasos deberá de tomarse al azar (por ejemplo, lanzando una moneda)”.

Se plantea también que para desempatar una decisión se considerará si el paciente ha tenido o no enfermedades que resultaron crónicas. En este renglón, por supuesto, llevan ventaja también los pacientes jóvenes o menores a los 50 años por sobre los veteranos que han adquirido enfermedades diversas al paso de los años.

El criterio del CSG: “Utilizar estos principios ( de desempate) para asignar recursos de medicina critica genera problemas cuando nos enfrentamos a casos como el siguiente: paciente A de 80 años necesita de un ventilador, paciente B de 20 años necesita de un ventilador. Si paciente A recibe el ventilador vivirá 7 años más, si paciente B recibe el ventilador vivirá 65 años más. Ante dicho problema se tiene que introducir un principio adicional: salvar la mayor cantidad vidas-por-completarse…Una vida-por-completarse se debe entender como aquella que aún no ha pasado por los diferentes estados de desarrollo bio-psico-social humanos (i.e. infancia, adolescencia, edad adulta, vejez)”.

Chulada de decisión de nuestras autoridades sería esta: ¿ con una moneda se definiría quien vive y quien no vive? ¿ Lanzada por quien? ¡Quien sabría ! Lo que sí se sabe es que se dispondría de la vida de los adultos mayores en función de si hay o no respiradores o si hay personas jóvenes con necesidad por delante de ellos al mismo tiempo. ¿ Quién sabe en este mundo cuánto tiempo vivirá una persona para decir que ya debe morir ? Lo sabe Amlo, los científicos de la medicina, los directivos de hospitales, las enfermeras o los voluntarios de los hospitales, los camilleros, los trabajadores administrativos?

A lo que hemos llegado en esta crisis, a que se pague con la vida la tardanza, la incuria o la deficiencia en la toma de decisiones que debe ser patriótica, responsable y digna de velar por la vida de todos.

Enfrentemos los riesgos de la globalización con entereza, no queda de otra. Ser local en un mundo así, casi a la intemperie, es señal de penuria y oprobio social cuando se pone por encima de la vida humana aspectos materiales vinculados a la toma de decisiones públicas que en muchas partes han sido erróneas o se han tardado demasiado. Como en Estados Unidos, Brasil y España, por poner tres ejemplos.