#CrónicasMaternas: la mamá sin peinar

Esta semana seré breve porque traigo una gripa que no me deja ni pensar…

La Infanta Jaguar cambió de sala y sólo lloró el primer día, el resto de la semana dos días se fue de largo y dos más me dijo adiós con la mano, pero sin beso. Anda en modo independiente, empoderada, niña grande.

El segundo día, dejarla en la escuela fue muy rápido. Ya no tuve que pasar a cambiarle el pañal, tampoco firmé reportes, ni tuve que pasar a cocina a dejar leche materna. Solo la dejé y me fui, una transacción de menos de 5 minutos.

Al salir y darme cuenta de lo breve del momento me detuve.

Parada en la entrada de la guardería (obvio a un ladito para no estorbar) pensé lo mucho que lloré la primera semana de guardería, lo difícil que era dejarla llorando, los momentos de crisis, los biberones de leche materna, las charlas con la pedagoga… y de repente todo terminó.

Cuando recién iniciamos guardería, yo veía a otras mamás llegar arregladas, guapísimas, en tacones, en auto, con los bebés caminando o en brazos. Se veían dominando por completo la situación y yo sólo quería taparme la cara para que no vieran que iba sin peinar.

Sentía que algo andaba mal conmigo, que yo era una subespecie materna que no lograba peinarse en las mañanas, ni funcionar sin una taza de café. Mucho menos podía cumplir una semana sin que bebé llorara al dejarle.

El martes pasado, me sentí como esas mamás y lo entendí todo: así como los bebés, las mamás tienen su tiempo también.

Ese día me vi caminar segura, ya sólo con mi bolso al hombro –sin extractor-, controlando la situación, sin llantos, ni mocos embarrados en el pantalón, ni leche escurriendo por la blusa, peinada y maquillada. Lista. Completa. Feliz.

Después de año y cuatro meses de guardería, estaba “del otro lado”.

Así que mamá, no te aflijas, ni te estreses y mucho menos te compares con otras mamás. Así como no comparamos a nuestros bebés, porque sabemos que cada uno tiene su tiempo, así las mamás.

Poco a poco irás entendiendo/queriendo/disfrutando/cuidando mejor tu nueva piel de madre. A unas les es más sencillo, a otras nos cuesta un poco más.

Recuerda que “hoy, no es siempre” y no pasa nada si vas por la calle sin peinar o en pijama, siempre habrá tiempo para todo eso banal.

Acá, en nuestro caso, la Infanta, es una persona muy segura y fuerte. Creo que ese apego seguro que tuvo le ayudó a construirse poderosa, con carácter fuerte, guerrero, amoroso y empático.

Todo estará bien. Lo prometo.

Pd. Referente al diente: ya tenemos diente Terminator. Se ve preciosa con su diente brillante.

#CrónicasMaternas: oh diente, amigo… (tercera parte)