Bailando por un sueño

Miniaturas
Por: Rubén Pérez Anguiano*

Miro a candidatas y candidatos locales. Asemejan a participantes de un certamen de alegría. Es como si el municipio de Colima y el de Villa de Álvarez, o incluso la entidad entera, estuvieran rebosantes de buenos gobiernos y sólo fuera necesario un poco de entusiasmo para definir el mejor de los futuros.

Vaya, es como una competencia de buenos movimientos, de ritmo y simpatía.

Otros candidatos se refugian en la saturación. Colman las vialidades con su propio rostro, como en un juego de espejos. Diríase que para ellos la multiplicación de las imágenes anticipa los futuros votos. Ya veremos si eso les resulta.

Desde un extremo al otro sobran las buenas intenciones, las ganas de ser visto, las ansias de mover el cuerpo, pero faltan los argumentos, las ideas, las propuestas, todo lo que debe decirse. Quizás suponen que la sociedad no piensa.

Ni una sola palabra, por ejemplo, de la inseguridad, que es el reto evidente en este momento.

Nada que se aproxime una revisión crítica de las decisiones en los gobiernos municipales, como deberían hacerlo las candidatas a repetir el mando administrativo.

Ni una referencia a los retos que vendrán en la dimensión legislativa, en el caso de las candidatas que intentan confirmar la representación de sus distritos.

Por la mañana asesinan a otro policía y a unas cuantas personas más, pero los hechos no merecen ni una palabra.

Es como si las malas noticias ocurrieran en un lugar lejano, distante de la altiva felicidad y la bella convivencia que domina en estas tierras.

La respuesta de estos gobiernos municipales, incluso del estatal, es la algarabía frente a la violencia. Al parecer, eso seguirá sin cambios.

La variante argumental brilla por su ausencia y en su lugar candidatas y candidatos siguen bailando, mostrándose, sonriendo y abrazando a quien se deje.

La mejor oferta que arrojan a la sociedad es: “yo sí regresaré”.

Digo, qué bueno que regresen, pero según se ve regresarán a seguir con la fiesta, a brincotear, a repartir un poco de pozole y nada más.

Al fin y al cabo estamos tan bien en Colima.

 

*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 55 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo, ensayo y fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policiaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.