Ayotzinapa, parteaguas que evidenció delgada línea entre autoridades y crimen organizado: Solalinde

Colima.- Acompañado de Juan Manuel Estrada Juárez, Premio Nacional de Derechos Humanos 2014, el sacerdote católico José Alejando Solalinde Guerra, estuvo en Colima y platicó con AFmedios sobre diversos temas, aquí te dejamos la primera parte de este diálogo.

El también Premio Nacional de Derechos Humanos 2012, consideró que la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, es un parteaguas en el que quedó al descubierto la delgada línea que existe entre las autoridades o servidores públicos y el crimen organizado.

“En dónde empiezan los cárteles y dónde termina la misma Policía Federal, el Ejército, la Policía Municipal, es una situación muy lamentable que nos ayudó a despertar, a saber la clase de gobierno que tenemos, saber que es un verdadero peligro para México y que finalmente la ciudadanía tiene en sus manos el tiempo que va a tolerar esto”.

Solalinde Guerra dijo que la sociedad no puede ver este tipo de incidentes, cruzarse de brazos y esperar que pase algo más.
Relató que una noche, un padre de los estudiantes desaparecidos le dijo que no iba a aceptar que le entregaran cenizas de su hijo y un recurso económico para dejar de reclamar.

“Me dijo – nosotros no vamos a aceptar eso, porque nuestros hijos no se venden, porque si aceptamos eso, muchos otros jóvenes van a seguir muriendo- entonces comprendí que lo que estaban haciendo ellos no es que no acepten realidades, quieren dar un castigo ejemplar al gobierno”.

Consideró que se trata de una resistencia correctiva y preventiva, para que incidentes como el de Ayotzinapa no siga pasando a otras generaciones.

Estableció que el caso Ayotzinapa sorprendió al gobierno infraganti, porque es un claro crimen de Estado, de lesa humanidad que no puede prescribir.

“Ayotzinapa significa una ofensa múltiple, porque es contra los disidentes, contra los antisistémicos, los jóvenes, los pobres, los campesinos, y es un crimen de Estado porque participan diferentes niveles de gobierno del Estado Mexicano y también fuerzas que pretenden proteger, ocultar, como la Policía Federal, el mismo Ejército, que poco a poco han ido envileciéndolo, degradándolo hasta convertirlo en un ejecutor extrajudicial”.

Estableció que el gobierno no ayuda al negar lo que está pasando, y consideró que eso se debe a que es parte de la corrupción y a que hace años dejó de interesarse en la gente, descuidando diversos sectores vulnerables, como las mujeres, estudiantes, campesinos o indígenas.

Corrupción política ha perneado en la sociedad

“Veo a mi México, veo a mi país en un bache histórico tremendo que nunca imaginé, como historiador también veo como el capital financiero empieza a corromper a la clase política, desde Manuel Ávila Camacho, obviamente Miguel Alemán, que es uno de los presidentes que más ha robado y de ahí viene la clase política poco a poco corrompiéndose y cuando hablo de corrupción no me refiero que tenga una casa chiquita o que tenga un desliz sexual siempre hablo de dinero, la ambición por el poder, la ambición por el dinero”.

Consideró que la clase política ha terminado por corromper a la sociedad, y la cultura precolombina de los mexicanos ha quedado en nada por el México violento que se prevalece.

Cuestionó la incongruencia de ser un país mayoritariamente católico y sin embargo se le ha dado un valor comercial al ser humano.

“Cómo es que llegamos a vendernos, a secuestrarnos, a tratarnos, la trata con fines de explotación laboral o sexual, a desaparecer personas y a vender a la persona en partes, es decir el tráfico de órganos, nunca me hubiera imaginado que en México se pudiera dar eso”.

 

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