ALARMA

¿QUÉ VIENE?
Por: SEAN OSMIN HAMUD RUIZ

¿Qué debería resonar más en la cabeza de la gobernadora? ¿Qué aspecto de la vida del estado debiera llamar de manera prioritaria su atención? ¿Habrá algún asunto dentro de sus responsabilidades que le robe el sueño?

Se acercan los primeros 100 días de su gestión y, tradicionalmente, es un momento que invita a la reflexión, evaluación y ajustes.

¿Veremos los colimenses un auténtico ejercicio de autocrítica? ¿Habrá una formal reunión de gabinete donde además de calificar resultados se acepten sugerencias y se hagan cambios si fueran necesarios?

¿Será acaso que nos tendremos que resignar al paso de esta fecha, pues se alegará que es poco tiempo para consolidar la deseada transformación de Colima? ¿Se echarán culpas al pasado priísta y neoliberal?

Muchas interrogantes que desde lo más profundo del corazón deseamos se respondan.

Ojo, con sensatez hay que estar conscientes de que ciertas inercias y algunos aspectos profundamente dañados de nuestro entorno no van a cambiar ni en 100 días ni en seis años. Sin embargo, hay una generada expectativa, muy grande por cierto, de que el cambio de régimen modificará estructuras, usos y costumbres que permitan trazar un rumbo con perspectiva y horizontes identificables, medibles, definidos. Con pasos que llenen de esperanza por la claridad y firmeza que muestren.

Todos queremos y necesitamos un gobierno que infunda confianza a través de su trabajo cotidiano. Que vaya dando resultados concretos y no solo basen su mensaje en abstracciones y buenos deseos.

Lo que menos necesitan en el gobierno y al mismo tiempo, lo que menos necesitamos los ciudadanos, es que se disgreguen los esfuerzos, que no haya un efectivo trabajo de equipo, que gobernar fuera un ejercicio unipersonal y no la suma de las capacidades de quienes conforman la actual administración pública.

Muy triste sería que las noticias relevantes no sean las soluciones que se vayan dando de las diversas problemáticas que vivimos y que los titulares se acaparen por un “lanzóse, cachóse, usóse y matóse”, dignos de aquella jocosa publicación, el ALARMA.

MICROCUENTO

Tu saliva, tu aliento, tu toque. Todo tan tóxico que justifica mi miedo… maldito monstruo de Gila.