Colima.- Pareciera que la calle sigue sin ser para las mujeres. Lo demuestran las historias cotidianas de quienes son acosadas en espacios públicos, siendo violentadas en su derecho al libre tránsito.
A nivel nacional, el 31.8 por ciento de las mujeres de 15 años y más han sido víctimas de alguna agresión pública señala el Inegi, situación que se agrava debido a que en México no existe un marco legislativo que proteja a las mujeres del acoso sexual en la vía callejero.
Colima es el estado que de acuerdo a las más recientes mediciones de esta institución ocupa el primer lugar en violencia sexual, en 2015 se registraron 24 violaciones sexuales, 22 “delitos sexuales” y un caso de estupro, en tanto el Gobierno estatal cumple con las recomendaciones que evitarían la emisión de la Alerta de Género.
Para Gabriela Alegría Ponce de León, mujer interesada en el tema del acoso callejero, esta problemática no es una interacción entre dos personas, no es un diálogo, se trata de una persona que llega e irrumpe el espacio personal.
“El acoso no tiene que ver con ser bonita o fea, ni con romance, y muchas veces tampoco tiene que ver con sexo, sino con un dominio de lo masculino en el espacio público sobre lo femenino”, dijo entrevistada por AFmedios.
De acuerdo al Observatorio Contra el Acoso Callejero de Chile, son prácticas de connotación sexual ejercidas por una persona desconocida, en espacios públicos como la calle, el transporte o espacios semi públicos que suelen generar malestar en la víctima.
“Ahí se engloba desde, por ejemplo, mucha gente piensa que si te dicen mamacita o estás muy bonita, no es algo negativo, pero sí lo es, porque al momento de que llega a un hombre, te etiqueta y te despersonaliza completamente”.
El acoso sexual callejero es violencia porque es una práctica no deseada, que genera un impacto psicológico negativo y sus efectos se demuestran en acciones cotidianas de la víctima como:
- Cambiar los recorridos habituales por temor a reencontrarse con el o los agresores.
- Modificar los horarios en que transita por el espacio público.
- Preferir caminar en compañía de otra persona.
- Modificar su modo de vestir buscando desincentivar el acoso.
Lorena Nayeli Trejo Méndez, integrante del colectivo feminista Calle Sin Acoso Colima, reflexiona sobre el hecho de que la mayoría de las personas no le dan importancia al acoso sexual callejero, lo naturalizan, lo ven incluso como un amanera de coquetear con una mujer.
“Como es tan naturalizado, no hay manera de decir eso, de decir sufrí acoso, o me dijeron esto en la calle, o un tipo me dijo algo de carácter sexual, un tipo que podría ser mi abuelo, mi bisabuelo”, señaló entrevistada por esta agencia.
Lorena ha vivido desde los once años con acoso sistemático en la vía pública, incluso, narra con incredulidad que hasta un niño de nueve años le ha dicho frases poco apropiadas, haciéndole propuestas indecorosas y con galanura de sus atributos sexuales.
Algunas de las expresiones que son consideradas acoso callejero son las miradas lascivas, “piropos”, silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos, gestos obscenos, comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo, fotografías y grabaciones del cuerpo, no consentidas y con connotación sexual, e incluso puede llegar a los tocamientos, persecución y arrinconamiento, además de la masturbación con o sin eyaculación y exhibicionismo.
Sara Elizabeth Cernas Verduzco, impulsora del colectivo Calle Sin Acoso Colima asegura que el gobierno y la sociedad tienen mucho que hacer para enfrentar este problema, sobre todo sensibilizar y visibilizar que es violencia sexual.
“Como sociedad debemos sensibilizarnos sobre este problema, sí es un problema el acoso que nosotros las mujeres sufrimos en las calles, sobre todo porque está comprobado que es el preámbulo a las violaciones sexuales y es el preámbulo a los feminicidios”.
“¿Y qué tiene que hacer el gobierno? Implementar políticas públicas en las que se sensibilice sobre todo a la población, también por qué no legislar sobre este tema que es violencia sexual”, dijo en charla con AFmedios.
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