Manzanillo, Colima.– Lo que antes era una rutina de unas cuantas horas, hoy puede extenderse por días.
Para los conductores de tráileres que diariamente ingresan y salen del puerto de Manzanillo, las jornadas de espera se han convertido en un viacrucis interminable, agravado por las altas temperaturas, la falta de servicios básicos y un entorno que pone en riesgo su salud e integridad.
En lo que va del año, la situación se ha recrudecido a tal grado que, desde 2023, dos operadores han perdido la vida mientras esperaban su turno para acceder al recinto fiscal.
El más reciente fallecimiento ocurrió la madrugada del 1 de agosto de 2024, cuando un conductor murió, presuntamente por un paro cardíaco, mientras hacía fila sobre la carretera Jalipa–Puerto. Otro caso similar se reportó el 16 de agosto de 2023, también en condiciones de espera prolongada.
Jornadas bajo el sol, sin baño ni comida
AFmedios entrevistó a un operador de tractocamión que pidió el anonimato por temor a represalias. Su testimonio retrata una realidad que muchos ignoran: conductores atrapados dentro del puerto por hasta 24 horas o más, sin acceso a baños, alimentos, asistencia médica ni un lugar digno para descansar.
“Si nos toca una revisión roja, es decir una inspección exhaustiva, podemos quedarnos atrapados todo un día. No hay sanitarios ni tiendas, y no podemos dejar el camión ni la carga. Es un sufrimiento terrible”, relató.
El operador también detalló que, desde Semana Santa, y sobre todo tras la manifestación de trabajadores de la Aduana Marítima en mayo, los tiempos de espera se volvieron aún más largos, afectando principalmente a los llamados “burreros”, choferes que realizan traslados entre el puerto y patios locales.
“Antes hacía tres viajes diarios al puerto. Hoy, si logro entrar una vez, ya es ganancia. A veces no sabes si vas a entrar ese mismo día o al siguiente”, explicó.
Golpes de calor y peleas por desesperación
A la ineficiencia logística se suma otro enemigo silencioso: el calor extremo. En los últimos días, se han reportado varios casos de insolaciones, deshidratación y desvanecimientos entre los operadores.
“Algunos tenemos aire acondicionado, pero no todos. He visto compañeros que se desmayan por el calor. Es peligroso”, contó.
La tensión en las filas ha provocado también conflictos entre los propios choferes, muchos de los cuales terminan en riñas grabadas por otros transportistas. “Algunos lo toman a burla, otros nos apenamos. Pero es resultado del hartazgo”, reconoció.
Falta de condiciones humanas y riesgos para el tránsito
Más allá del desgaste físico y emocional, las condiciones en las que operan los traileros ponen en riesgo la seguridad vial. El operador entrevistado lo resume así: “No justifico, pero no se puede trabajar bien si estás exhausto, mal alimentado y sin condiciones humanas mínimas. Luego vienen los accidentes, los retrasos, y nos culpan a nosotros”.
El llamado es claro: se requiere con urgencia intervención de las autoridades para resolver la crisis logística y brindar a los operadores infraestructura básica: baños, comida, atención médica y espacios de descanso seguros.
“Nos gusta nuestro trabajo. Nos permite llevar sustento a nuestras familias. Pero también necesitamos atención y respeto por parte del gobierno. No podemos seguir así”, concluyó.
Una cadena rota
De acuerdo con datos oficiales, en Manzanillo circulan alrededor de 5 mil tráileres diarios y existen cerca de 9 mil operadores de transporte de carga en la región. El puerto mueve hasta 5 mil TEU’s (contenedores) por día y en 2024 registró casi 4 millones de TEU’s, lo que lo coloca como el tercer puerto más importante de América Latina en carga contenerizada.
A pesar de estas cifras récord, los operadores siguen siendo el eslabón olvidado de una cadena logística que se sostiene sobre su esfuerzo, pero que, paradójicamente, los abandona en condiciones indignas.
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