DIFERENCIA ENTRE SEXO SANO Y SEXO VIOLENTO

Por: Ruth Holtz*
Dicen que “en la guerra como en el amor todo se vale”. Sin embargo, la violencia, el sadismo, las actitudes destructivas, el maltrato a la otra persona por efecto del alcohol o las drogas ya no son amor. El sexo llevado a cabo con motivaciones de destruir a la otra persona, someterla, humillarla o lastimando el cuerpo del otro o sus sentimientos es un sexo violento, enfermo psíquicamente.
El sexo sano es aquel en el que hay una actitud de cuidado y respeto por la otra persona, en la que se cuida el vínculo entre ambos, en donde se dan cosas buenas y se procura compartir bienestar y placer sin sometimiento del otro ni humillaciones. Es en el que se protegen los sentimientos de cada uno y entonces se puede dar la confianza.

Ahora bien, podríamos preguntarnos por qué se presentan estas tendencias destructivas, violentas en el ser humano. La pregunta sobre el origen de las actitudes destructivas, sádicas, agresivas es un tema polémico. En el psicoanálisis mismo hay controversias acerca de si esta destructividad es de nacimiento o se genera en los primeros años de vida debido a la frustración y al modo como es tratado el infante por la madre y otras personas importantes para su cuidado. Es de nuestro interés proponer una perspectiva de comprensión de lo que entendemos por sexualidad sana y sexualidad violenta. Esta comprensión facilitaría la evaluación de los casos concretos, cuando la violencia no es obvia a nivel físico.

Nosotros vamos a partir de la afirmación de que la sexualidad es violenta porque se presenta en ella sadismo y destructividad que englobaremos en el término de sexualidad perversa. Lo que la diferencia de la sexualidad sana es la motivación con la que se realiza el acto sexual. Es decir, “no es la conducta la que define la perversión, sino la actitud mental con la que se hace”. Es decir, la diferencia estriba en las fantasías con las que se realiza el acto sexual y la actitud de cuidado o de uso, humillación o sometimiento con el que se trata al otro.

Desde la perspectiva del enfoque psicocorporal podemos puntualizar que la sexualidad se vuelve perversa, pornográfica, infiel y con incrementadas fantasías cuando falta una satisfacción real.

La energía se estanca y altera el sistema nervioso provocando reacciones emocionales adversas como irritabilidad, angustia, depresión o ansiedad. Por ello es importante atenderse en una psicoterapia que permita entender lo que nos pasa cuando tenemos relaciones sexuales o si no las tenemos.

* Mtra. Ruth Holtz, Terapeuta psicocorporal, Analista bioenergética, Psicoterapeuta psicoanalítica. Orientadora cristiana. Informes y citas, días y horas hábiles a los tels. 3 30 72 54/044312 154 1940
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