Zanja de Odio

Bajo el Sol
Por: Carlos AGUIRRE

Hace poco más de seis años, casi siete, desde palacio nacional, todos los días de lunes a viernes, el presidente Obrador se dedicó entre otras cosas a dos, insultar y mentir.

Todo aquel que se le oponía se enfrentó a una feroz respuesta, digna del más atrevido borracho de cantina. Descalificó a cada uno con su verdad que, la mayoría de las veces era mentira, pero dicha por él poseía más publicidad que la más pulcra verdad de sus opositores.

Los oficialistas de los medios, ni tarde ni perezosos, inundaban las redes y sus páginas con haciendo eco a cada palabra presidencial, como si fuese sagrado su mensaje. No lo era, ni lo será, pero llegó a oídos de quienes también recibieron una atención sin precedente mediante las becas, aunque no tuvieran medicinas, ni otras cosas. Llegó a los oídos de necesitados que recibieron apoyo cual limosna y por lo que se ve, seguirá llegando a más personas cada vez.

A fuerza de escucharlo a diario, mucha gente terminó creyendo esa verdad de mentiras. Así, de pronto hubo mucha gente que estaba contra del país, en contra de la patria, solo por no pensar igual que Obrador, al menos eso dijo él y sus incondicionales. Fue cavando una zanja entre los mexicanos.

Los insultos del discurso, pasaron a los libros de texto, donde se inició una cruzada aleccionadora, que busca apendejar, perdón, adoctrinar, más de la cuenta, tal y como lo dijo Obrador: mientras más tonta la gente, más vota por Morena y así nos quieren, a todos, a los que se pueda.

A los adversarios pensantes e ideológicamente convencidos de que la izquierda mexicana, igual que las del resto del mundo solo lleva al despeñadero, los insultó a diario, tachándolos de fifís, entre otros calificativos. Ladrones, les dijo, porque estudiaron en el extranjero y allá solo les enseñan a robar, aunque al extranjero mandó a su hijo, ese que ahora vive en España y sigue luciendo zapatos deportivos que no se adquieren ni con la suma de las becas de todo un año.

Poco a poco fue cavando una zanja entre los becarios, entre sus adeptos a su personalidad y ego y los adversarios. Los primeros cada vez más, los segundos cada vez menos. Si no logró convencerlos, al menos los silenció, o bajó el volumen de sus voces.

El odio está presente cada vez más en los mensajes de muchos mexicanos que no se dejan engañar, que se resisten a la mentira diaria. Es un odio impotente que solo pretende decir: ¡No estoy de acuerdo con eso! ¡Eso es falso! ¡Así no son las cosas! ¡No mienta, presidente! ¡No menta presidenta!

Las mentiras y el mensaje adoctrinador ahora son parte de los spots de muchas de las dependencias públicas. Se ha institucionalizado. Por ejemplo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, que tanto esfuerzo costó construir, niega en sus mensajes publicitarios el derecho humano a la verdad, al falsear la historia diciendo que todo el trabajo hasta antes del 2018 no sirvió de nada y que nunca se defendieron los derechos humanos. Esta afirmación es una gran mentira, la comisión no la hizo Dios cuando creó al mundo, la hicimos los mexicanos mucho antes del 2018. Era fuerte y sólida hasta, precisamente el 2018. Así como en este ejemplo, mentir es cosa de todos los días.

Cuando los spots de radio y televisión de las cámaras de diputados y senadores hablan de que se han aprobado muchas reformas constitucionales que fueron demandadas por la población, mienten. La gente nunca lo pidió y ellos lo saben. Nunca se votó por ello y quien afirme lo contrario, MIENTE.

Esas mentiras tienen un objetivo muy claro, engañar bobos, aleccionar, ensimismar, someter.

El debate en la cámara de senadores del miércoles pasado, 6 de agosto, fue un ejemplo de la confrontación y polarización que existe. Noroña y Adán Augusto, con sus vulgaridades y desfachatez de siempre, trataron de tapar el sol con un dedo. Sobrados como suelen sentirse, más allá de tener tan solo un poco de vergüenza; se les resbaló todo lo que se le imputa al hermano de Tabasco, casi al grado de dejar ver que, si se tuviera que tomar la decisión de nombrar de nuevo en el cargo al líder de La barredora, nombraban al mismo. Así de simple.

¿Con semejante cinismo, qué nos espera? ¿Si en este país, mientras seas del régimen puedes hacer lo que sea, qué debemos hacer los ciudadanos?

Incógnitas grandes, con respuestas que, si se dan de manera sincera, pueden resultar inconvenientes para más de uno, principalmente para quien las diga.

Las cosas se complican cada día más, las sombras cada vez obscurecen más el entorno.

Mientras tanto y mientras podamos. nosotros seguiremos aquí, nos vemos pronto como siempre, bajo el sol.