¡Sí, presidenta!

Bajo el Sol
Por: Carlos Aguirre

De manera casi sorpresiva para muchos, regresó Claudia a Colima, esta vez para entre otras cosas, dar el arranque de una serie de puentes que dijo, harían que los beneficios del puerto fueran para toda la gente, en un discurso más lleno de demagogia que de convicción de servir.

Sin duda alguna que el puerto y el resto del estado necesitan obras fuera del recinto portuario que complementen lo que sucede dentro de él. La mercancía no basta con ser subida y bajada con eficiencia de los barcos. Necesita llegar a su destino en tiempo óptimo para que los procesos productivos se den en tiempo y forma.

La mejor manera de que los beneficios del puerto llegan a toda la gente es que las mercancías no tengan un sobreprecio por ineficiencia en sus maniobras y que la logística de transporte y distribución no afecte negativamente la vida de los colimenses, (ni de nadie). Así de sencillo.

Contrario a esto, desde hace algunos años se ha agudizado la problemática en Manzanillo. Todos los días hay congestionamientos de tractocamiones. Las vialidades son insuficientes, igual que las carreteras que entran y salen de Manzanillo. Los accidentes dentro y fuera de la ciudad se han incrementado, aunque las estadísticas oficiales digan que han disminuido.

Cada vez tarda más la mercancía en ser maniobrada y entregada al destinatario final. Esa es nuestra realidad. La realidad oficial es distinta.

Para la autoridad portuaria no existe problema alguno en la operación del puerto y Aduanas México es indiferente a la ineficacia con que trabajan sus funcionarios. Hace unos meses estuvieron en Manzanillo miembros de la Comisión de Marina del Senado de la República. Ahí se les mostró un puerto color de rosa, donde todo funcionaba de maravilla.

Mientras, los importadores y exportadores, sufren otra realidad, igual a la sufrida por toda la cadena de logística: retrasos, mal trato, abuso, extorsión, ilegalidades, cobros indebidos, etcétera, etcétera. Las quejas son de todos los días y a veces, diarias, jeje.

Así como a los Senadores les mostraron un puerto en estado óptimo, la gobernadora dejó pasar una oportunidad de oro para que Manzanillo sea atendido. Y es que, Claudia, asombrada por el exceso de tráfico y caos en su trayecto por Manzanillo, preguntó -palabras más palabras menos- si era normal o si era hora pico. La gobers dejó pasar la oportunidad de hacerle ver los grandes problemas de operación y logística, como si hacérselo ver fuera echarle la culpa y mejor la dejó pasar.

Para la autoridad portuaria y aduanera, el problema no es de una magnitud tal que requiera atención inmediata y al parecer, para la gobers parece que tampoco. Seguiremos entonces, padeciendo la permanente hora pico de 365 días y si no se ponen las pilas, pronto veremos como zarpan los barcos…pero a Lázaro Cárdenas, a donde han amenazado con emigrar las líneas navieras, dada la ineficacia e inseguridad que aquí se sufre.

Mostrarle la realidad y la problemática a Claudia no es faltarle el respeto, al contrario, es serle leal, al no ocultar la realidad y que eso le permita tomar decisiones. Informarle es ser honesto con el pueblo al que se gobierna y que padece los problemas del abandono en que las autoridades federales tienen a Manzanillo. Así de sencillo.

Lamentablemente, el país todo, sufre un abandono cuyo origen es el desmedido afán de controlar los presupuestos todos, para repartir el dinero a manos llenas, empezando por las suyas y las de los amigos, en una manera de gobernar iniciada por Obrador.

Así, la ciudad de México es un caos por donde quiera que se le mire; el aeropuerto de la CdMx cada día presenta más problemas, e igual que la ciudad, se inunda no por estar dentro de un lago, sino por la falta de mantenimiento a la red de drenajes; mantenimiento que tampoco han tenido las carreteras, ni los hospitales, ni los museos, ni las escuelas, todo se está cayendo por falta de atención, pero ante la pregunta de Claudia de si todo está bien, la respuesta fue “¡Sí, presidenta!”, palabras más, palabras menos.

Mientras esto ocurre, seguiremos padeciendo esa falta de coraje para decir la verdad. ¿Ya qué? Nos vemos pronto, bajo el sol.