Mucho Gusto
Por: Alberto LLANES
Vamos a hablar alrededor del año 2000. Pisábamos los pasillos de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima, hablo en tercera persona del plural, porque me refiero a mis amigos y a mí.
En el mundo se sentía cierto miedo por el cambio del siglo. Alejandro Lora, poeta urbano de muchas generaciones y que a la fecha sigue cantando y rockeando duro, tiene una canción con respecto a este tema: Nostalgia, misma que aparece en el álbum titulado: Fin de siglo del año 1998 si mal no lo recuerdo y mi memoria no empieza a fallar.
Por esos ayeres mis compañeros y yo estábamos en chinga trabajando en diversos medios impresos; faltaban algunos ayeres para que, en nuestra Colima, llegaran las páginas web, los portales digitales de noticias y los periódicos digitales. Uno laboraba cubriendo sus fuentes, íbamos a la sala de prensa del periódico de la fuente misma «si es que la fuente contaba con sala de prensa» y nos poníamos a redactar…
Cuando bien nos iba guardábamos la información en un disquete, para, una vez en el periódico en el cual laborábamos «bajarla» a la computadora del medio para corregirla, reescribirla, agregarle o quitarle cosas y mandarla a diseño. Debíamos tener, diario, de cuatro a cinco notas. Cuando el disquete se jodía, no había de otra más que empezar de nuevo, ya sea con la grabadora en hombro y pegada a la oreja mientras tecleábamos la información en chinga loca o, buscando en nuestra libreta las anotaciones que hicimos en el evento, rueda de prensa, entrevista callejera… qué sé yo.
Así era la vida es esos años. Años maravillosos para mis compañeros y para mí. Unos trabajaban en el Ecos de la Costa, otros en el Diario de Colima, algunos más en el Colimán, el Noticiero, Avanza «posteriormente Avanzada», Milenio Colima y, claro, El mundo desde Colima. Era una época donde había muchos medios impresos para un estado tan pequeño y no he mencionado El comentario, donde algunos de nosotros colaborábamos de una manera u otra, siendo estudiantes de la Falcom, estuvimos muy muy cercanos a este periódico.
A lo que voy con todo este flashback dosmilero que traigo a colación, es que el viernes por la noche… sábado por la mañana… salí de juerga a los bares del centro de nuestra Colima, debo decir que no soy muy fan de hacer esta actividad, prefiero meterme en mi casa y beber. Sin embargo, este fin de semana sí salí. Caminé por la calle Independencia, pasé junto al periódico El mundo… desde Colima, doblé, caminé también por la Hidalgo donde dejé mi coche estacionado. Me fui a barear. Salí ya entrada la madrugada para ir a casa. Caminé por mi coche, doblé por Independencia, vi el edificio, ahí estaba, me fui…
Al despertar de ese mismo sábado, uno a veces entra a los bares el viernes por la noche y sale ya el sábado por la mañana… y, al revisar mi celular la primera noticia que vi fue el desplome del edificio que albergó al periódico donde algunos de mis amigos trabajaron, se formaron como reporteros e hicieron sus pininos en esta bella profesión. Simplemente no lo podía creer, tan sólo un día antes había pasado por ahí y, frecuentemente, paso por ahí para ir a mi casa. Claro, la construcción está a lado de un río. Al ver las imágenes, impresionantes, pensé en que nadie hubiese salido afectado, al parecer no. Sin embargo, el estruendo del desplome del edificio ha de haber sido fuerte. Vi que unos perritos se quedaron sin casa, leí que alguien pernoctaba ahí dentro, pero se había ido a un hotel cercano. En fin. A veces estamos, otra no, es la nostalgia, dice Alex Lora del fin de una era…