Sanae Takaichi: La primera mujer al frente del gobierno de Japón

Japón.- Sanae Takaichi, una veterana política ultraconservadora del Partido Liberal Democrático (PLD), ha hecho historia al convertirse en la primera mujer elegida como primera ministra de Japón.

Su victoria marca un hito en un país donde las mujeres representan solo el 16% de los escaños parlamentarios y donde nunca antes una figura femenina había ocupado el cargo ejecutivo más alto.

Contexto de la elecciónLa elección de Takaichi se produce tras un período de inestabilidad política en Japón.

El anterior primer ministro, Shigeru Ishiba, dimitió en septiembre de 2025 después de que el PLD perdiera la mayoría absoluta en ambas cámaras del Parlamento durante las elecciones de julio.

Esto generó un vacío de poder de tres meses, marcado por disputas internas en el partido gobernante.Takaichi, de 64 años, ganó las primarias del PLD el 4 de octubre de 2025 en una segunda vuelta contra rivales como Shinjiro Koizumi, hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi.

Su ascenso al liderazgo del partido provocó la ruptura de la alianza de 26 años con Komeito, el socio tradicional del PLD. Para asegurar su investidura, el PLD firmó un pacto de última hora con el Partido de la Innovación (Ishin no Kai), una formación de extrema derecha afín a las posturas nacionalistas de Takaichi.

En la votación parlamentaria del 21 de octubre, Takaichi obtuvo 237 votos en la Cámara Baja (de 465 escaños, superando por cuatro el mínimo requerido) y 125 en la Cámara Alta (en una segunda vuelta, de 246 escaños).

Así, se convierte en la 104ª primera ministra de Japón, reemplazando a Ishiba y poniendo fin al interinato.Biografía breveNacida en la prefectura de Nara en 1961, Takaichi proviene de una familia modesta: su madre trabajaba en el departamento de policía local y su padre en una empresa de autopartes.

A diferencia de muchos líderes políticos japoneses, no pertenece a una dinastía familiar. Estudió en la Universidad de Kyoto y, en su juventud, fue baterista en una banda de heavy metal universitaria, un detalle que contrasta con su imagen actual de conservadurismo estricto. Se graduó en Política Internacional y ha sido miembro de la Cámara de Representantes desde 2005.

Admiradora confesa de Margaret Thatcher —a quien conoció personalmente y cita como influencia principal—, Takaichi se describe como una «Dama de Hierro» japonesa. Es discípula del fallecido ex primer ministro Shinzo Abe, bajo cuyo gobierno ocupó cargos clave como ministra de Asuntos Interiores y Comunicaciones (2014), y más recientemente, ministra de Seguridad Económica.

Posiciones políticas y controversiasTakaichi representa el ala dura del PLD y defiende un «Japón primero» con énfasis en el nacionalismo. Sus propuestas incluyen:Fortalecimiento militar: Busca reformar la Constitución pacifista de posguerra para permitir un mayor gasto en defensa y un rearme significativo, replicando las políticas de Abe.

Economía: Continuará con los «Abenomics» —estímulos fiscales y gasto público para combatir la inflación persistente, la depreciación del yen y el estancamiento salarial—. Ha prometido recortes fiscales y mayor inversión en infraestructura.

Política exterior: Endurecerá la postura frente a China, rechazando arrepentimientos por las atrocidades japonesas durante la Segunda Guerra Mundial. Visita regularmente el controvertido Santuario Yasukuni, que honra a criminales de guerra, lo que tensiona relaciones con Corea del Sur y China. Al mismo tiempo, fortalecerá la alianza con Estados Unidos, especialmente ante la inminente gira asiática de Donald Trump.

En temas de género, su figura genera contradicciones. Aunque es la primera mujer en el cargo, ha sido criticada por feministas por oponerse a reformas como la elección de apellidos separados para parejas casadas.

Sin embargo, promete expandir la atención sanitaria para mujeres y ha nombrado a solo dos ministras en su gabinete de 19 miembros —incluyendo a Satsuki Katayama como la primera mujer en la cartera de Finanzas—, pese a prometer una cuota «nórdica» de representación femenina.

Su visión antimigratoria y revisionista histórica ha sido calificada de «ultraderechista», lo que podría complicar el diálogo regional y avivar tensiones internas en Japón, un país con desafíos demográficos y económicos crecientes.

ImplicacionesLa llegada de Takaichi abre una era de incógnitas: ¿será recordada por romper el techo de cristal o por revivir «fantasmas» nacionalistas del pasado imperial? En un contexto de declive económico y presiones geopolíticas, su gobierno minoritario deberá negociar con la oposición para avanzar.

Analistas ven su mandato como un giro a la derecha que podría estabilizar al PLD a corto plazo, pero arriesga polarizaciones internas y externas.

Esta elección no solo es un avance simbólico para la igualdad de género en Japón, sino un reflejo de las tensiones entre tradición y modernidad en la cuarta economía mundial.

Su éxito dependerá de equilibrar su agenda hawkish con reformas inclusivas y económicas efectivas.