RUTA

¿QUÉ VIENE?
Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ

Es complejo lo que sucede en Manzanillo. En teoría, el Vaso II es una realidad que ya se viene construyendo, y eso está bien. No hay duda que la obra es de alto impacto económico y social.

Y también teóricamente se comienza a hablar de la infraestructura paralela necesaria, es más, indispensable, para que la perspectiva futura pinte positiva.

Hoy, con entre 3 y 4 millones de contenedores anuales de manejo, su importancia trasciende lo local. Basta que se destaquen los datos que proporciona el SAT.

Para 2020, con sus más de 97 mil 500 millones de pesos recaudados, esa dependencia consideraba a esta aduana como la “que reportó mayor recaudación y número de operaciones” del país.

Como es un tema que me interesa, el algoritmo, que lo escucha, sabe y administra todo, tiene algunos días atosigándome con videos informativos.

Lo incómodo es que son reportes referente al caos que es el puerto y la ciudad.

El tráfico, que cualquiera puede confirmar, es desesperante. La seguridad de tránsito es prácticamente inexistente; motociclistas siniestrados a cada rato, tracto camiones que con todo y carga colapsan en múltiples accidentes, con toda la consecuencia que lleva ello. Robo de mercancía y vehículos, etc.

Y por otro lado, testimonios diversos que señalan centenas de contenedores llenos abandonados, lentitud en trámites, imprecisiones en requerimientos documentales para una eficiente tramitación.

Fraudes de operadores logísticos, que, aparentemente, aprovechando esta tierra de nadie, algunas empresas testimonian que con promesas de eficiencia y eficacia, pagan servicios que nunca reciben y que terminan por complicar más las cosas.

La autoridad, de cualquiera de los niveles de gobierno, muestran preocupación, declaran que se pondrán a trabajar en ello y siguen prometiendo soluciones en el corto plazo.

Ya se ve en el horizonte el tsunami de los pretendidos 10 millones de contenedores anuales. Tenemos que decidir. Corremos a resguardarnos, esperamos que nos arrastre o surfeamos la ola. Nada más que para esto último, primero hay que aprender a surfear y luego hay que comprar la tabla.

No hay espacio. Citando al clásico, hoy, hoy, hoy tenemos que trabajar arduamente en la mejor RUTA.

 

MICROCUENTO.

En el silencio y abandono que me dejaron, la digital compañía que me proveo, descubro, es insuficiente. A mitad de la noche un ruido inusual me despertó. Crujir de dientes, un rasgar desesperado, frenético ir y venir. Surge un miedo primitivo. Tomo valor, bien no sé de dónde. Busco y recuerdo a Rita, la hámster de mi hijo…