México.- La salida de Christian Horner como jefe de Red Bull Racing marca el final de una etapa que, si bien estuvo llena de títulos y triunfos, también arrastró conflictos internos, polémicas y decisiones discutidas. Entre ellas, una de las más comentadas en el mundo del automovilismo: la separación del piloto mexicano Sergio “Checo” Pérez del equipo.
Horner estuvo al frente de Red Bull por dos décadas, convirtiendo al equipo en una potencia dentro de la Fórmula 1, con múltiples campeonatos de pilotos y constructores. Fue clave para la llegada de Checo Pérez en 2021, valorando su experiencia y regularidad como complemento ideal para Max Verstappen. Bajo su conducción, Red Bull conquistó importantes triunfos, incluyendo los títulos de constructores en 2022 y 2023.
Pero en 2024, la relación entre ambos comenzó a deteriorarse. A pesar del subcampeonato de Pérez en 2023, su desempeño en 2024 fue irregular y Horner empezó a hacer públicas sus fallas. Mientras tanto, el equipo ya consideraba opciones como Daniel Ricciardo y Liam Lawson.
Lejos de mantenerse al margen, Horner se convirtió en el principal opositor de Checo. Ante la inconsistencia del mexicano y el ambiente tenso dentro del equipo, él mismo promovió su salida, presionando para terminar su contrato de forma anticipada. Incluso minimizó el hecho diciendo que era “el momento indicado” para cerrar el ciclo.
Esto contrasta con lo dicho por Pérez, quien aseguró que internamente el equipo lamentaba la decisión. La estrategia interna favorecía claramente el entorno de Verstappen, mientras que a Checo se le relegó con un coche menos competitivo, lo que provocó lo que muchos llaman el “efecto Checo”: una marginación sistemática que lo dejó aislado dentro del equipo.
Desde el fallecimiento de Dietrich Mateschitz en 2022, Red Bull quedó dividida en dos bandos. Por un lado, Horner, con respaldo de sectores corporativos; por el otro, Helmut Marko, junto a la familia Verstappen y aliados técnicos.
Las diferencias se agudizaron tras las denuncias de conducta inapropiada contra Horner en 2024. Aunque la investigación interna no las confirmó, la filtración de mensajes comprometió su imagen. La tensión escaló al grado de que miembros del equipo advirtieron sobre una posible ruptura si Horner seguía al mando.
El llamado “Hornergate” fue el punto de inflexión. A las acusaciones se sumaron salidas clave como la de Adrian Newey y Jonathan Wheatley, además de un bajo rendimiento en 2025. La presión interna y externa aceleró su salida.
El 9 de julio de 2025, Red Bull anunció su salida inmediata, intentando retener a Verstappen y estabilizar la estructura interna. Laurent Mekies fue nombrado nuevo director general.
Christian Horner fue parte esencial de los grandes éxitos de Red Bull, pero también impulsó decisiones que fragmentaron al equipo. Su papel como promotor directo de la salida de Checo Pérez fue clave, y la manera en que respaldó un entorno técnico excluyente terminó pasándole factura.
La reciente historia de Red Bull es también una historia de fracturas. La salida de Horner cierra una etapa, pero revela hasta dónde puede llegar el poder cuando no se equilibra. Checo cayó. Horner también. Ambos, víctimas de decisiones que hoy la escudería intenta corregir.