Manzanillo, un portal de desarrollo
Por: Fernando Alberto Gutiérrez Fernández
En el más reciente informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, se anunció una próxima iniciativa de ley que impulsaría a las denominadas zonas económicas especiales (ZEE).
El objetivo de dicha iniciativa de ley, que será presentada en febrero del 2016 en el Congreso, consiste en generar zonas con infraestructura, impuestos y reglamentación favorables, que funjan como núcleos geográficos de la actividad económica del país.
El modelo de ZEE, esta basado en las reformas realizadas en China en 1978, a partir de las cuales se desarrollo el potencial económico de regiones otrora remotas y atrasadas, y que a la postre permitió que se convirtiera en el gigante hoy por todos conocido.
En la tónica anterior, Manzanillo podría convertirse en la primer ZEE del país, en virtud de sus características geográficas y el potencial portuario, como lo auguró en su ponencia en la última convención anual de clientes de la SSA México, el Gobernador electo Ignacio Peralta Sánchez, en la cual destacó que la especialización de la zona económica estará definida “por el mercado que puede atraer tanto a armadoras de vehículos, como a procesadoras de textiles o maquiladoras”.
Dicho lo anterior, la conversión de Manzanillo en ZEE no es una utopía, que habrá de concretarse por la capacidad de gestión de nuestro próximo gobernador, que como lo mencioné en mis anteriores columnas, será un mandatario a la altura del puerto, y cuyo sexenio será un parteaguas en el desarrollo económico del estado.
Sistema pro-plagio.
Algunas semanas atrás la comunidad académica nacional se estremeció con la noticia de expulsión de dos profesores del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), por la detección de plagio en diversos artículos y libros de su supuesta autoría.
La naturaleza de la afrenta justificó la trascendencia mediática del caso, el cual más allá de efectos individuales, descubría una complicidad no deliberada del sistema de incentivos académicos en México.
Dos casos han construido el paradigma. Rodrigo Núnez Arancibia –cuya transgresión ha recibido mayor atención y repudio social-, defraudador profesional cuya pericia le llevo a plagiar su tesis de doctorado y múltiples artículos y libros que ensancharon durante una década su currículum como profesor-investigador de la Universidad Michoacana, que a la postre le valieron su despido, la perdida de su grado de doctor, y la denostación de la comunidad académica.
El segundo caso es el de Juan Pascual Gay, un decano de la piratería intelectual, con una trayectoria probada de al menos 2 décadas de fraude, la cual llegaría a su fin el pasado 30 de junio, cuando el Colegio de San Luis rescindió su contrato laboral, al validar la acusación de plagio interpuesta por Guillermo Sheridan, así como por un exalumno.
Los anteriores casos de plagio no son únicos, ni siquiera los más graves, no obstante llaman la atención por su modus operandi, el cual consistía, grosso modo, en tomar un texto publicado, realizar adecuaciones mínimas y reproducirlo en otra revista con conexión mínima con la publicación original, es decir replicar el texto en un país, en un idioma y ante lectores potencialmente diferentes.
A pesar de la aparente obviedad de sus métodos, el curso y resultado -como los plagiarios revelarían más tarde- requirió de un menudo análisis de las fallas del sistema de arbitraje académico en nuestro país; entre las cuales se enumera la laxitud de sus controles, el desuso de herramientas para detectar reproducción de textos y la prevalencia del provincialismo académico, omisiones favorecidas por la vorágine de información existente, en la cual tanto árbitros como evaluadores pueden fácilmente extraviarse.
A pesar de que las fallas anteriores deben dimensionarse para las distintas áreas del conocimiento, estas comparten un origen común basado en un sistema que privilegia el número a costa del contenido, la cantidad por encima de la calidad. en este contexto la pregunta latente es ¿cuántos plagios han pasado y están por pasar desapercibidos?