Pienso, luego comunico

Socializando Datos

Por Balvanero Balderrama García balvanero@gmail.com / @Balvanero.B

¿Cómo, qué y para qué nos comunicamos? Todo un tema
Estas mismas líneas, en mi mente, han tenido diversos desarrollos. Muchas posibilidades, solo esta concretización —quizá la menos feliz—.
Navegamos, o mejor dicho, transitamos por esta vida pensando que tenemos la razón. Que lo que pienso, deduzco —infiero—, conozco, leo, es la neta del planeta y de las galaxias vecinas.

La posibilidad del yerro, podemos enunciarlo pero difícilmente aceptarlo. Esa diversidad es una riqueza, hasta que toma tintes de “sólo esto que pienso y creo es, lo demás, no es”.

Entonces, esa multiplicidad de visiones, aportes, formas de entender y compartir, son errores; la mayoría de los casos, tenemos esa capacidad de poder convivir a pesar de los pesares. Pero hay personas que no.

Hay quien busca imponer su forma de vivir, sus valores, su visión política, económica, su manera de entender la sociedad, su concepción de lo que es correcto, válido y verdadero.

Mientras escribo, tarde-noche del martes 9 de septiembre, llueve en Villa de Álvarez. Los millones de pesos anunciados para tapar un porcentaje cercano a la totalidad de baches existentes —más dos—, se están escurriendo con las “avenidas” de agua. Los boquetes —perdón, baches— quedarán prístinos de polvo y paja, listos para otro pegoste de asfalto, que durará lo que un café en mis manos. Y para recibir todo tipo de neumáticos y también alguna que otra mentada.

Pero me desvío del tema propuesto. Decía, que en ese afán de que todos (a veces el todas, todes ni siquiera se concibe) caminen por ese camino amarillo, o por el camino verde, o del color que se conciba como el chido, se llegan a cometer muchos atropellos a las personas que no son, ni quieren ser, como determinadas personas las piensan y quieren.

Uno de estos mecanismos es la descalificación. Esta se da en muchos tonos y en distintos escenarios. Esos discursos que tienen toda su validez cuando se enuncian con respeto, pueden adquirir el adjetivo calificativo de “discursos de odio” cuando ataca a un sector que se considera en el error —ideología, religión—, no comparte sus rasgos —raza, origen étnico—, su condición —clase, edad, discapacidad—. Esto solo como ejemplo.

Las redes sociales son un escenario desde donde se difunden y comparten. No es el único, por supuesto. Hay estadísticas como el Módulo de Ciberacoso, la Encuesta Nacional sobre Discriminación. También hay documentales, como por ejemplo Número desconocido (Netflix, 2025).

Todo esto puede escalar de tal forma que se estigmatice a ciertos perfiles de personas (EEUU 2025, con las redadas), que algunos grupos de personas se sientan con el derecho de agredir a otros, hasta el extremo de orillar al suicidio.

Precisamente el 10 de septiembre es del día mundial para prevenir el suicidio. Para reflexionar en torno y buscar evitar que suceda. En México, en el 2024 hubo una tasa de suicidios de 6.8 por cada 100 mil personas; en Colima fue 6.7 (INEGI, 2025).

Y regresamos a las primeras preguntas ¿cómo y para qué nos comunicamos? Pensemos bien cuando navegamos en redes y voy a compartir algo: quién es el responsable, cuál es la fuente, por qué la comparto, cuándo se publicó.