Nuestro 11 de septiembre

Nuestro 11 de septiembre
Por: Carlos AGUIRRE 

En la madrugada de hoy, 11 de septiembre de 2024, se aprobó en el Senado de la República la llamada Reforma al Poder Judicial. Siguen las entidades federativas y la ciudad de México para que sea legal la reforma constitucional.

La mañana de este miércoles, el congreso colimense amaneció resguardado por decenas de elementos de la policía estatal (iba a escribir “efectivos”, pero la verdad no pienso que lo sean). Están custodiando los accesos, cubiertos hasta los dientes (casco, botas, tolete, lentes, escudo, etc). La agenda legislativa de hoy es aprobar la reforma judicial, hecho que seguramente sucederá.

Al aprobarse la reforma, se van muchas garantías que teníamos para gozar de los derechos humanos que aún consagra la Constitución. Es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, es la responsable de defender la Constitución.

Además, la SCJN es el garante del equilibrio entre los poderes. Su misión principal es que los legisladores legislen de acuerdo a lo que la Constitución determine y de conformidad con los tratados internacionales y convenciones de los que México sea parte. Es la frontera que limita el actuar del poder ejecutivo.

Si bien la propuesta establece que todos ellos deberán ser elegidos de manera directa por el pueblo, en elecciones democráticas, también es cierto que ya están apareciendo las letras chiquitas de la reforma que “filtran” a los candidatos para asegurar su simpatía por morena, al establecer que, podrán ser propuestos por el Congreso de la Unión (controlado por el presidente);  también predispone la intención del voto, en contra de los “candidatos” propuestos por el propio poder judicial, al que ha estado el presidente calificando de corrupto y  protector de los intereses de la “mafia del poder”.

¿Cómo los ministros miembros de la SCJN, o los magistrados de circuito, o los jueces de distrito, van a contradecir un acto que provenga del ejecutivo, si es el ejecutivo quién prácticamente los nombra?

Con ese escenario, ¿Podremos estar, en verdad, felices como mexicanos de esta modificación? Ya no digo felices, ¿Se puede estar tranquilo, sabiendo que la aplicación de la ley en un asunto en el que seamos parte, estará a cargo de alguien que es muy simpático y popular, muy amigo del presidente, o del gobernador en turno, pero que no tiene idea de las leyes y menos de su forma de aplicación?

No podremos pensar en que habrá justicia en las disposiciones, sentencias o resoluciones. Si acaso, podremos pensar que la aplicación de la ley no nos afecte, que no nos dañe, debido a que las afinidades políticas y/o de amistad que tenga el juzgador, le restará imparcialidad a sus disposiciones y la balanza se inclinará invariablemente hacia uno de los lados. ¿A cuál lado? ¿A cuál cree Usted?

Fíjense, habrá un Tribunal de Disciplina Judicial, ¿Cómo para qué? Para asegurar que los señores apliquen la ley de la manera que sea conveniente… para ya saben quién.

La justicia debe ser ciega, por ello los ojos vendados ¿Por qué quitarle la venda?

Hace 23 años, el 11 de septiembre de 2001, se vino abajo mucho del carácter de los estadounidenses con la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York. Mucha de su libertad se vio restringida para siempre. La vida allá y en torno a ellos, ya no es la misma.

En México, este 11 de septiembre nos quitaron la libertad y el país ya no es el mismo. Aquel por el que lucharon nuestros abuelos y padres, terminó ayer. Nuestra libertad también se ha restringido. Coincidentes estos 11 de septiembre.

Es de entender que no todos tenemos ánimo de vitorear a los héroes que nos dieron patria y libertad, cuando recientemente nos la han arrebatado. ¿Quién gritará ¡VIVA MEXICO! este septiembre? Creo que hoy todos debemos gritarlo y más fuerte que nunca.

¡México es de todos!

¡México somos todos!