No somos piñata de nadie

No somos piñata de nadie
Por: Carlos Aguirre

Vaya noticia la que nos dio la gobernadora de Baja California el fin de semana, respecto de la visa que le fue revocada, o cancelada, o suspendida, como quiera Usted llamarle y luego el lunes, la que dio cuenta de que podrían haber inmovilizado el dinero de sus cuentas a esta misma persona.

No es que me interese, si le inmovilizaron su dinero, ese es en todo caso, problema de la gobernadora, lo sorprendente es que la presidenta sigue reclamando que Estados Unidos no le informó nada respecto a ello. Sin embargo, presume lun muy buena relación y coordinación con el vecino país del norte.

“No somos piñata de nadie”, (aunque a cada rato nos den garrotazos), ha dicho hasta el cansancio; ese es un mensaje para sus correligionarios de Morena que, a cualquier aseveración le sigue un contundente apoyo y una gran ovación, sea lo que sea que haya dicho. Además, suena valiente la frase, hasta heroica.

También dice la presidenta que no aceptamos opiniones de organismos internacionales, porque pretenden dictarnos la manera de conducirnos, al tiempo que los acusa de injerencistas, igual a los países que nos hacen señalamientos, los acusa de meterse en asuntos de política interna. Presume una gran coordinación con Estados Unidos y que llevamos una relación cordial, fincada en el respeto mutuo.

Pregunto, ¿Ese respeto mutuo, permitió decidir a los americanos de manera unilateral, adelantar la revisión del tratado de libre comercio, el T-MEC? En una relación de coordinación se llega a acuerdos, ¿No?

¿Ese mismo respeto y coordinación nos dispensó USA, cuando detuvo al Mayo Zambada y ahora que le quitó la visa a la gobernadora? ¿Ese respeto, hace que la armada del vecino del norte haga patrullaje en nuestras costas y filme las actividades de todos a quienes considera peligrosos? ¿Ese respeto, o coordinación, no subordinación, es el que hizo a Trump confirmar que los miembros del crimen organizado en México, los cárteles de las drogas locales, serían para ellos, considerados terroristas y reservarse el derecho de actuar de la manera que consideren para salvaguardar su seguridad nacional?

¿Ese respeto es el que hizo que, de manera unilateral, anunciara el cierre de las fronteras a las importaciones de ganado provenientes de México, por el gusano barrenador y no se permita el acceso de ganado vacuno, equino y de alguno que otro güey?

Ante cada golpe de las “coordinadas acciones bilaterales”, viene una larga lista de declaraciones, floridas todas, incluso hasta poéticas, de los defensores morenistas que “comprometidos con la patria”, acusan de todo al gobierno de Trump, lo cual es mucho más fácil, que reconocer que las políticas irresponsables del obradorato son las causantes de todo.

Los cárteles fueron defendidos con uñas y dientes por la presidenta, pero ellos, los presuntos delincuentes, decidieron mejor entregarse y solitos se subieron a un avipón y se reportaron allá. Ah, pero la señora exige una explicación al gobierno norteamericano ¿Por qué se fueron voluntariamente? Ese es un gran sin sentido.

El crimen organizado está presente en muchas actividades públicas y políticas en nuestro país, esa es una realidad, la vemos en las continuas ejecuciones de políticos en campaña o en funciones. Y lo vemos también en la exhibición pública de autoridades con líderes de los cárteles, como las que exhibió de la gobernadora en funciones, el exgobernador de Baja California Jaime Bonilla.

Cuando se deja de actuar, hay consecuencias.

A la política de abrazos, siguió un incremento de la capacidad de operación de los cárteles y su incursión en áreas en las que no participaban. Estamos pagando las consecuencias. Ante la falta de vacunas para los niños, tenemos el brote de sarampión y ante la falta de inspección zoosanitaria en la frontera sur, la consecuencia es que nos cierren la posibilidad de exportar ganado. Ante la inacción contra los narcopolíticos, viene la anunciada renegociación anticipada del T-MEC. No solo es quitar presupuesto para regalar el dinero, es que se dejan de hacer cosas vitales y hay consecuencias.

Ante las acciones de Estados Unidos por nuestra inacción generalizada y mayormente complacencia de Obrador, viene el discurso estridente de una defensa en decadencia que, por lo frecuente, cada vez es menos creíble. Culpar siempre a otros, cada vez es menos discurso. La ineficiencia es cada vez más visible.

¿Señor Trump, podría decirle a la presidenta que las leyes de Newton también aplican en política?

¿Qué sigue?