Bajo el Sol
Por: Carlos Aguirre
En los últimos días, el gobierno (morenista) de México empezó a quitarnos la venda de los ojos que nos puso el anterior gobierno (morenista) de México.
El gobierno del primer piso, nos puso una venda en los ojos y nos platicaba historias todos los días, que no tenían nada que ver con la realidad; como teníamos los ojos vendados, mucha gente creyó las mentiras, incluidos muchos de quienes las inventaron y luego narraron.
El gobierno del segundo piso nos quita la venda, pero, poco a poco. Como siempre, la venda con que se cubre, en este caso los ojos, lleva muchas vueltas. Por ahora, apenas nos han quitado una, si acaso. Faltan un buen tramo por quitar.
No nos han descubierto completamente los ojos y ya nos encandila la luz. Se siente extraño, hasta encandila un poco. ¿Imagínense que pasaría si tienen el valor de quitarnos toda la venda? Honestamente creo que es una oportunidad histórica la que tiene la presidenta y su equipo, de, en un acto de justicia, quitarnos la venda completa y mostrar la realidad desnuda, como es. Eso traería muchas consecuencias negativas para algunos de quienes ordenaron y fueron participes o beneficiarios de ponérnosla. Pero traería muchos beneficios para la mayoría de los mexicanos, incluidos ellos mismos.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Con venda o sin ella, hay millones de mexicanos que no quieren ver la realidad y defienden a capa y espada los latrocinios de que hemos sido objeto, siempre con los infaltables argumentos de que el PRI robaba más, o que García Luna era cómplice del crimen organizado, o los montajes de Loret.
Olvidan que Segalmex solito, es el robo en despoblado más grande en la historia de este país (antes del huachicol); olvidan que el exsecretario de seguridad de Tabasco (el de Adán Augusto, líder de la fracción de Morena en el Senado), no solo ayudó al crimen organizado, él era la cabeza de la organización criminal que operaba en su estado y allende; se hacen tarugos pretendiendo ignorar que para montajes, el que hicieron para mostrar en un vagón de ferrocarril al jefe del primer piso de la transformación, a la jefa del segundo piso de la transformación, al general secretario de la defensa y a otros vagones pasajeros.
No hay peor ciego que el que no quiere ver, aplica en todo y se complementa con otros dichos, como aquel de que el valiente vive, hasta que el cobarde quiere.
Ya veremos si nos siguen quitando la venda, o se arrepienten y le dan otra vuelta más, total, es muy conocido que el pueblo bueno es bien aguantador, pero ¿Hasta cuándo?
¿Será que así pensaba Khadga Prasad Oli, ex primer ministro de Nepal, que el pueblo bueno era bien aguantador? Hasta que se le derramó el vaso con su propia ley censura que limitaba, hasta el bloqueo, a algunas plataformas de redes sociales en su país, censura a la que se le sumó la corrupción desmedida (en Nepal, no crean que aquí en México), los lujos y excesos de funcionarios y del gobierno en general (sigo refiriéndome a Nepal, cualquier semejanza, es mera coincidencia) y la burla diaria a la que el pueblo era sometido… (supongo que en Nepal no tenían mañaneras, imagínense si sí). ¡Qué cosas!
Los resultados fueron devastadores para el gobierno transformador de Nepal, renunció el primer ministro en medio de durísimas críticas, los demás ministros huyeron cobardemente en helicópteros del ejército y se escondieron (sigo hablando de Nepal, ¡eh!). La gente enardecida, quemó la casa del primer ministro, sin importar que adentro estuviera la esposa de él, quien lamentablemente murió calcinada.
Pasó lo que nunca debió pasar. No debió haber muertes, ni rebelión, ¡Claro que no! ¡Tampoco debió haber habido tanto descaro y abuso gubernamental! ¡Claro que no! El pueblo bueno se quitó la venda solo, una venda que nadie debió haberle puesto. El pueblo bueno desató sus manos y liberó su mente, salió a la calle a exigir lo que no debió haber perdido: su dignidad, su libertad.
Mientras la venda de nuestros ojos está en pausa, los pocos rayos de luz que vemos ya nos encandilan. ¿Qué sigue? Al fin y al cabo, Nepal está muy lejos, dicen algunos ¿Será?
Mientras nos vemos, aquí seguimos,
Bajo el sol.