México.– México alcanzó en 2025 un récord histórico en la importación de granos y oleaginosas, al registrar 43.6 millones de toneladas adquiridas en el extranjero entre enero y noviembre, de acuerdo con datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
La cifra no sólo representa el mayor volumen jamás documentado, sino que consolida al país como el principal importador mundial de maíz, tanto amarillo como blanco, un hecho que vuelve a poner en el centro del debate la política agrícola y la seguridad alimentaria del actual régimen.
Del total importado, 22.4 millones de toneladas corresponden a maíz, volumen sin precedente en un periodo de once meses. Este desempeño coloca a México por encima de cualquier otra nación como comprador de este grano a nivel global.
Especial atención merece el caso del maíz blanco, base de la alimentación de millones de familias mexicanas, cuyas importaciones crecieron más de 300 por ciento en comparación con años previos. El dato refleja una creciente dependencia externa incluso en productos considerados estratégicos para el consumo humano.
Además del maíz, las importaciones de sorgo y soya —insumos clave para la alimentación pecuaria— también mantienen una tendencia al alza, lo que evidencia que la dependencia no sólo impacta la dieta básica, sino toda la cadena agroalimentaria, incluida la producción de carne, leche y huevo.
Especialistas advierten que, sin una inversión sostenida en productividad agrícola, tecnología, financiamiento e infraestructura rural, la dependencia del mercado internacional seguirá profundizándose, dejando al país vulnerable a la volatilidad de precios, conflictos comerciales y factores geopolíticos.
Mientras el discurso oficial insiste en la soberanía alimentaria, los números cuentan otra historia: México importa cada vez más de lo que produce.
Como resume una consigna que hoy vuelve a cobrar fuerza en el debate público:
“Sin maíz, no hay país”.
Y las cifras muestran que el maíz, cada vez más, viene de fuera. Algo que contradice los aparentes esfuerzos del Estado mexicano por fortalecer la producción del campo.
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