Más allá de las materias: la importancia de la educación socioemocional y el vínculo docente-estudiante
Por: César Augusto GARCÍA AVITIA
Cada 15 de mayo, en México, se conmemora el Día del Maestro, una fecha para reconocer la labor de quienes dedican su vida a formar a las nuevas generaciones.
Si bien la enseñanza de conocimientos académicos sigue siendo importante, cada vez es más evidente que el papel del profesorado va mucho más allá de las materias escolares. Desde la perspectiva de la psicología de la educación, uno de los aspectos más relevantes y a veces menos visibilizados de la labor docente es su influencia en el desarrollo socioemocional de niñas, niños y adolescentes.
En el aula, no solo se enseñan matemáticas, español o ciencias; también se aprende a convivir, a respetar, a expresar emociones, a resolver conflictos y a construir identidad. La relación que las y los docentes establecen con sus estudiantes modela formas de interacción que los alumnos tienden a imitar, tanto dentro como fuera del entorno escolar. En otras palabras, las y los maestros enseñan también con su ejemplo, con su trato cotidiano, con la manera en que gestionan las emociones propias y las de su grupo.
La educación socioemocional es un proceso mediante el cual las y los estudiantes adquieren y aplican habilidades para comprender y manejar sus emociones, establecer relaciones positivas y tomar decisiones responsables. Lejos de ser un complemento opcional, este tipo de educación es un pilar fundamental del desarrollo integral y tiene un impacto directo en el rendimiento académico, la autoestima y el bienestar general del alumnado.
Aunque existen asignaturas como Formación Cívica y Ética que abordan algunos de estos temas, la educación socioemocional no puede limitarse a un espacio curricular específico. Es en el día a día del aula, en cómo se manejan los conflictos, en cómo se responde a un error, en cómo se celebra un logro o se contiene una frustración, donde realmente se aprenden las habilidades para la vida. Las experiencias que niñas, niños y adolescentes tienen con sus docentes pueden marcar de forma duradera su forma de relacionarse con los demás, su confianza en sí mismos y su sentido de pertenencia.
El aprendizaje social nos dice que gran parte de lo que aprendemos proviene de observar y vivir experiencias con otras personas. Por eso, una maestra o maestro empático, justo y cercano puede convertirse en una figura significativa, incluso inspiradora, para las y los estudiantes. Del mismo modo, un ambiente escolar frío, autoritario o desinteresado puede generar inseguridad, desmotivación o incluso rechazo hacia el aprendizaje.
Desde una perspectiva ética, el rol de las y los docentes conlleva una gran responsabilidad: no solo enseñar contenidos, sino también cuidar, en el sentido más profundo del término. Cuidar emocionalmente, cuidar el desarrollo, cuidar el respeto a la dignidad de cada estudiante. Este cuidado no implica sobreproteger, sino estar atentos, ofrecer escucha, validar emociones, establecer límites claros y justos, y crear un entorno seguro donde cada alumno y alumna pueda ser y aprender.
En tiempos en que los contextos sociales y familiares son cada vez más complejos, la escuela se convierte para muchas y muchos estudiantes en el lugar donde encuentran orientación, contención y oportunidades para crecer emocional y socialmente. Por ello, invertir en el fortalecimiento de las habilidades socioemocionales de las y los docentes no es un lujo, sino una necesidad.
Este 15 de mayo, más allá de agradecer a las y los maestros por su entrega académica, es momento de reconocer y valorar su papel como figuras claves en la construcción del bienestar emocional de las nuevas generaciones. Porque educar no es solo transmitir conocimientos, sino acompañar procesos humanos. Y en ese acompañamiento, el vínculo docente-estudiante puede ser la diferencia entre el florecimiento y el rezago, entre la confianza y la inseguridad, entre el cuidado y la indiferencia.
César Augusto García Avitia
Profesor Investigador de Tiempo Completo de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima.
Doctor en Psicología, Maestro en Bioética, Maestro en Psicología Aplicada y Licenciado en Psicología.
Contacto: garciaavitia@ucol.mx