LATENTE

¿QUÉ VIENE?
Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ

El diseño primigenio del equilibrio político en nuestro país —lo sabemos— se conceptualizó dividido en tres entes, con responsabilidades muy específicas y con la idea de repartir la carga del poder, pero también de que, en el ejercicio del mismo, hubiera pesos y contrapesos obligados a encontrar equilibrios y controles. Teoría que hace entender que, sin acuerdos, el tránsito se vuelve pesado, denso, peligroso. Como la carretera a Manzanillo, pues.

Dada su estructura, número de participantes y obligaciones, los congresos tenderían a ser el espacio más complejo para generar consenso. Pero, acomodaticio como suele ser el ser humano, hemos topado con la realidad de que basta con que haya mayoría de una corriente ideológica para simplificarlo todo, y que, precisamente, se pierdan el debate y el análisis en un simple levantar de dedo.

Ello no es del todo nuevo, pero el modelo se refinó al extremo de que hoy no se cambia una coma a cualquier iniciativa —o, deberíamos decir, instrucción— que llegue, mientras esta provenga de la oficina del Poder Ejecutivo.

Decepcionante situación: cámaras que se convierten en meros tramitadores.

Colima ejemplifica lo descrito.

Sin embargo, en este contexto, y sin que lo limiten las mayorías oficialistas, Alberto Partida, diputado del PAN, hace uso frecuente de la máxima tribuna local —en la denominada “Casa del Pueblo”— para hacer señalamientos, propuestas, críticas, sugerencias y diversos llamados tanto a sus pares como a los miembros de los otros dos poderes de la Unión, invitando a la corrección de rumbo, al análisis serio, a la búsqueda y al encuentro de mejoras.

Es muy interesante que no lo hace desde una posición netamente confrontacionista o negativa. Sus señalamientos ofrecen opciones, alternativas.

Y también resulta peculiar que lo ha hecho sin distingo de colores, ideologías, afectos o puestos.

No dejemos de observarlo; sus acciones y personalidad lo convierten en un activo positivo y LATENTE.

MICROCUENTO

Nada nuevo bajo el sol. Chango viejo no aprende maroma nueva. Genio y figura, hasta la sepultura.

Sin importarme, quise ser la excepción de la regla y aventurarme.

Tenis, gorra y termo con agua: hice del horizonte mi frontera.

¡Susto! ¡Qué perdidón me acomodé!