Camécuaro, Michoacán

Michoacán.- Cuenta la antigua leyenda que la hermosa princesa purépecha Huanita se enamoró perdidamente de Tangáxhuan, quien era sobrino y heredero de Tariácuri, fundador del Imperio Purépecha, que se extendió por el territorio que hoy comprende el estado de Michoacán, así como parte de Jalisco y Guanajuato.

Huanita, en un descuido, fue secuestrada por Candó, un sacerdote sacrílego, quien la mantuvo oculta en una yácata (antigua construcción en forma de pirámide de las culturas prehispánicas de Michoacán) de Cutzé.

La princesa lloró tanto su desgracia que formó un lago con sus lágrimas. Por ello, Camécuaro significa “lugar de la amargura oculta”.

Tangáxhuan se enteró del lugar donde tenían aprisionada a Huanita. Emprendió de inmediato el rescate de su amada.

Mientras el noble purépecha bajaba por el cerro vio a lo lejos a Candó. Entonces tomó una flecha, tensó su arco y disparó. Aquella saeta atravesó al secuestrador y se clavó en un sabino, el cual se partió y de allí brotó un manantial de agua verde que jamás se seca.

Dicen las personas que se adentran al fondo del lago de Camécuaro, que entre sus aguas suele aparecer la figura de una hermosa mujer que les jala los pies y desea retenerlos con ella por siempre.

El lago de Camécuaro tiene una extensión de 1.6 hectáreas, cuya máxima profundidad son seis metros.

En el año de 1940, el 8 de marzo, este lago fue nombrado Parque Nacional por el ex presidente Lázaro Cárdenas del Río.

El lago es habitado por distintas razas de gansos, gallaretas provenientes de la Patagonia o patos, como el criollo, migratorio como el canadiense azulón y algunos domésticos.

En este lugar se puede nadar, acampar o caminar por sus senderos.

Para la cultura purépecha los lagos de Michoacán eran sagrados.

* Con información de la Conagua