La sombra del caudillo

Bajo el Sol
Por: Carlos Aguirre

A media mañana de hoy, en el marco de su primer informe de gobierno, la Señora Sheimbaum dará un mensaje político desde palacio nacional, en medio de una jornada llena de actividad política y mucho protagonismo y protagonistas. Día memorable en el que, oficialmente se entierra la república y dos de los tres poderes que la debían constituir para ser tal, se difuminan ante la aplastante fuerza del tercer poder, el ejecutivo.

Dice la sensatez que a las cosas hay que llamarles por su nombre, aunque en este país en el que predomina la mentira y las ilusiones, seguiremos escuchando el término ese, aplicado a nuestro país. Un país en el que no aplica eso básico que tienen las repúblicas, es decir, un gobierno de individuos elegidos por ciudadanos, sometidos todos a leyes que son iguales para todos y enmarcado todo ello, en una real separación de poderes.

Ni necesario es explicar el tema de la separación de poderes, algo que en nuestro país no se da. Y aquello de que el gobierno es electo por los ciudadanos, tampoco; recordemos que aquí, muchos de los legislares actuales fueron electos mediante tómbolas, insaculados; los juzgadores fueron luego, votados mediante el ingenioso método de los acordeones, los llamados acordeones del bienestar y aunque presuman que millones de ciudadanos acudieron a votar, de ninguna manera, sin mentir, puede decirse que fueron los votantes quienes eligieron.

Informe presidencial decíamos, en una jornada intensa, en la que inicia el primer período ordinario de sesiones del segundo año legislativo de la LXVI legislatura; este primero de septiembre inicia también, una nueva época del poder judicial, enmarcado por diversas ceremonias, inéditas algunas de ellas, con las que se pretende dejar en claro que ahora sí habrá justicia para los pueblos indígenas y que esta será más cercana a la gente, cualquiera cosa que quiera decir eso.

Un congreso federal y un poder judicial sometidos a la voluntad de una sola persona, no necesariamente la inquilina de palacio nacional, es el mayor logro sin duda. Algo que tampoco necesariamente es bueno, yo no lo creo, pero que sí es trascendente, sin duda.

Lo más inaudito de todo, es que, dice la protagonista del día de hoy que, entregarle a ella el poder absoluto fue una decisión del pueblo y ella solo sigue los mandatos populares.

¿Qué otros logros podemos encontrar a once meses? No bromeo, por favor díganmelo.

Busquemos en Colima.

La ampliación de la carretera Colima – Manzanillo, sigue igual, como campo de batalla. El puerto continúa en medio de un caos que asfixia cada día más a la gente de Manzanillo. Los puentes elevados que se construyen en la zona conurbada Colima – Villa de Álvarez, hasta la fecha solo han dejado afectados a los comerciantes de las zonas aledañas, quienes han cerrado o están a punto de cerrar sus negocios. Los hospitales siguen sin los médicos especialistas que necesitan y las medicinas siguen haciendo falta, aunque publiciten mucho las rutas de la salud.

Las casas del bienestar, han generado polémica en casi todo el país y no podía esperarse menos del director del INFONAVIT, ese que le entiende bien a la improvisación, como lo hizo en Pemex, pero que, al parecer deja el sentido común en su casa todos los días al salir de ella.

Me parece que no hay mucho que informar, no al menos, mucho que nos haya beneficiado. Eso sí, la señora ha defendido la soberanía como nunca en la historia, me parece que esa palabra ha sido una de las más repetidas en las mañaneras, seguramente  porque la patria nos necesita a todos, aunque los hechos reclamen que necesita más acción y menos discurso. En fin.

A casi un año, la novela de Martín Luis Guzmán se siente en muchos de los actos presidenciales, La sombra del caudillo opaca y nos dice que, aunque está en la chingada, aún no se ha ido.

Así las cosas, amigos, nos vemos pronto, Bajo el sol.