Jalisco.- En Jalisco los peritos forenses están estudiando la forma de encontrar fosas clandestinas mediante la vegetación que generan los restos humanos sepultados en dichos lugares.

Víctor Hugo Ávila Barrientos, Comisionado de Búsqueda de Personas de Jalisco, destacó que la metodología desarrollada permite reducir riesgos durante las búsquedas, al acortar los tiempos de localización y focalizar los esfuerzos en puntos con mayor aptitud territorial.

“También es de mucha relevancia reducir los tiempos que pasan las madres buscadoras en campo, porque de esa forma reducimos el riesgo”, dijo.

“Si nos vamos directo a los puntos con mayor aptitud territorial, vamos a reducir el tiempo que están ellas, que está el personal de la Comisión, porque recordemos que la Comisión de Búsqueda es una institución civil, nosotros no tenemos personal armado, no somos policías. Nuestro único propósito es buscar y localizar”, puntualizó.

El Comisionado precisó que esta investigación permite comprender los efectos que los cuerpos generan en el ambiente tras su inhumación, lo que facilita identificar patrones y áreas clave para intervenir.

Tunuari Chávez González, Director de Análisis de Contexto, explicó que el proyecto busca robustecer el conocimiento científico en torno a la búsqueda de personas desaparecidas, destacando la naturaleza, no sólo como escenario, sino como herramienta.

“Este proyecto se llama ‘Interpretar la naturaleza para encontrar a quienes nos faltan’ y en el primer párrafo del libro que se publicó para cerrar la primera etapa, lo resume de manera clara, no es que regresemos a la naturaleza, somos la naturaleza”, dijo.

El Director también subrayó que la investigación integra el conocimiento de las madres buscadoras y utiliza el análisis de elementos naturales —flora, fauna, suelo, rocas y agua— con tecnologías como resistividad eléctrica, lo que ha permitido detectar alteraciones en el subsuelo que sugieren la presencia de cuerpos.

El proyecto, coordinado por la COBUPEJ a partir de 2023, se fundamenta en inhumaciones controladas con ejemplares porcinos para observar y documentar las transformaciones del entorno. Su origen radica en las observaciones empíricas de los colectivos de búsqueda, quienes identificaron patrones de alteración en terrenos con fosas.

La iniciativa cuenta con la colaboración de instituciones nacionales e internacionales, entre ellas la UPZMG, la Universidad de Guadalajara, la Universidad de Oxford, la Universidad del Oeste de Inglaterra, la Facultad de Ingeniería y el Instituto de Geofísica de la UNAM, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, así como el Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial, A. C., de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación.

En la primera etapa, se establecieron polígonos de monitoreo en el municipio de Tonalá y el poblado de Cajititlán en Tlajomulco de Zuñiga, donde disciplinas como botánica, entomología, geofísica, química, biología y antropología forense aplicaron tecnología de percepción remota para detectar indicios en el terreno.

Los hallazgos preliminares demostraron que el uso (drones) para tomografía de resistividad eléctrica, tomografía sísmica ambiental, radar de penetración terrestre y análisis de especies vegetales e insectos son herramientas eficaces para identificar posibles fosas clandestinas.

La segunda fase contempla el seguimiento al monitoreo de las 32 fosas ya existentes, la creación de nuevas inhumaciones múltiples y un nuevo sitio de experimentación en Zapopan.

Con esta investigación, Jalisco consolida un modelo de búsqueda más preciso y científico que representa un avance tecnológico y, al mismo tiempo, un acto de dignidad hacia las familias que no han dejado de buscar a sus seres queridos

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